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Bases convocatoria II Premio de Periodismo Digital J. M. Porquet



300 kb


"Periodistas digitales"


Periodistas Digitales
Bruno G. Gallo



 


© 2002, cada uno de los autores de los respectivos trabajos
© de las entrevistas: 2002, Bruno García Gallo
© de esta edición:
Asociación de la Prensa de Aragón
Cinco de Marzo, 9,
50.004-ZARAGOZA
Diseño de cubierta: Jorge Agustí
1ª edición: enero de 2002
Impreso en España por Gráficas Huesca
Depósito Legal: Hu-19-02

Índice

Los retos digitales, por José Porta Monedero
Simpáticos y competitivos, por Ramón Buetas
El periodismo excéntrico y la Campana de Huesca, por Fernando García
Entrevistadores entrevistados, por Fernando García
Entrevistas, por Bruno G. Gallo
Txema Alegre, responsable de la edición digital de La Vanguardia
Juan José Amorín, gerente de contenidos de Terra Networks
José Cervera, periodista
Tomás Delclós, subdirector de El País y responsable de Ciberpaís
Jesús del Río, director de deportes de Prisacom
Arsenio Escolar, director de 20 Minutos - Madrid y Más
José María García Lastra, director de CadenaSer.com
Jorge Granullaque, gerente de contenidos de OndaCero.es
Fernando Jáuregui, director de MiCanoa.com
Gumersindo Lafuente, director de ElMundo.es
Declan McCullagh, Washington bureau chief de Wired News
María José Navarro, La Mañana, Cadena COPE
José Manuel Nieves, director de Abc.es
Inmaculada Rico, redactora jefe de iWorld
Jesús María Santos, subdirector de Informativos Tele5
Francisco Sierra, subdirector de servicios informativos multimedia de Antena 3
Ignacio Escolar, ganador del I Premio de Periodismo Digital José Manuel Porquet
Entrevista a Ignacio Escolar, por Fernando García
Por favor, ¡pirateen mis canciones!, por Ignacio Escolar

Los retos digitales
José Porta Monedero
Consejero de Industria, Comercio y Desarrollo
del Gobierno de Aragón


Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación juegan un papel primordial en la vida cotidiana. Su presencia excede los ámbitos profesionales y forma parte de nuestro entorno más inmediato.
Para afrontar los retos que este nuevo modo de hacer las cosas nos plantea hemos de estar preparados. Ese es el motivo que ha llevado al Gobierno de Aragón a desarrollar el proyecto Walqa, una iniciativa que agrupa tres líneas de trabajo. La primera, el Centro de Excelencia en Internet, que en sus meses de andadura ha ayudado a muchas empresas tradicionales a dar el salto a la Red. La segunda, el Parque Tecnológico que está en construcción en las inmediaciones de Huesca y que muy pronto verá la luz para comenzar a acoger empresas del sector. La tercera línea es el proyecto que hemos puesto en marcha para acercar Internet de Alta Velocidad a los ciudadanos y empresas de la Comunidad Autónoma. No podemos quedarnos atrás. Al contrario, hay que trabajar con esfuerzo y con iniciativas pioneras como ésta.
La mejor muestra de la importancia que han adquirido estas cuestiones es el Congreso de Periodismo Digital, plenamente consolidado pese a su juventud. Ahora que los cambios se suceden a velocidad de vértigo es más necesario que nunca pararse a analizar si el camino por el que vamos es el correcto, reunirse para compartir experiencias y, por qué no, para convivir. El Congreso es un foro inexcusable para el análisis de todo lo referente a la información en Internet. Es también una ocasión de oro para afianzar la posición de Huesca y de Aragón como puntal de las nuevas tecnologías. Un empeño que nos compete a todos.

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Simpáticos y competitivos
Ramón Buetas
Presidente de la Asociación de la Prensa de Aragón, organizadora con el Infocentro Digital del Ayuntamiento de Huesca del Congreso Nacional
de Periodismo de Huesca


La Asociación de la Prensa de Aragón edita este libro, dentro de los actos del Centenario que viene celebrando, con la firme voluntad de seguir apostando por las nuevas tecnologías y de contribuir con su edición a una reflexión sosegada sobre la importancia de la Red en el futuro. Es evidente que la consolidación del Congreso de Periodismo Digital en Huesca como foro de debate ha venido a demostrar la vitalidad de Aragón y, de la provincia de Huesca en particular, para contrastar que aquí también somos capaces de hacer cosas por el futuro. Esto es, que no sólo somos simpáticos, sino que también podemos ser competitivos.
Una buena muestra de la apuesta por las nuevas tecnologías la podemos ver en Aragón con proyectos como el Parque Tecnológico o Walqa que impulsa el Gobierno de Aragón, y también con muchos otros auspiciados por los medios de comunicación, como hacen con su apuesta en la Red Heraldo, El Periódico de Aragón, Radio Huesca o Antena 3 TV Aragón entre otros. No obstante, creo que es de justicia destacar el crecimiento experimentado por una agencia de noticias por Internet, Aragon Press, con una apuesta diferente, novedosa y atractiva. Después de esta iniciativa, estoy seguro que pronto van a llegar lanzamientos novedosos en la Red como los que prepara Diario del Altoaragón, Diario de Teruel y otros.
Mientras eso llega, desde la Asociación de la Prensa de Aragón queremos agradecer al Gobierno de Aragón y a la Consejería de Industria el patrocinio de este libro que pretende conocer la opinión de algunos de los mejores expertos nacionales huyendo del ombliguismo y reservándonos el contenido de las propuestas aragonesas para un tratado posterior monográfico. El libro es una buena base para el seguimiento y análisis de los congresos de periodismo digital que vienen celebrándose todos los años en Huesca.

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El periodismo excéntrico y la Campana de Huesca
Fernando García
Coordinador del Congreso de Periodismo Digital


En la reunión que mantuvo en el mes de diciembre de 2001 el jurado del premio de periodismo digital José Manuel Porquet, el presidente, Marcial Murciano, decano de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona, dijo que el Congreso de Periodismo Digital era una excentricidad. Sin duda, el profesor Murciano se refería a la acepción geométrica que figura en el diccionario de la Real Academia Española: "Que está fuera del centro, o que tiene un centro diferente". Todos los miembros del jurado estuvimos de acuerdo.
Desde hace tres años, en Huesca se celebra un congreso que reúne a una gran parte de los periodistas digitales españoles. Da igual que escriban en periódicos impresos en papel o que trabajen para medios de Internet, radios o televisiones. Hace ya un tiempo que llegamos a la conclusión de que periodista digital era todo el profesional que quisiera serlo.
En enero de 2000 aún no sabíamos que el congreso de Huesca era una excentricidad. El olfato vital y, tal vez el periodístico, nos hicieron pensar que una ciudad de apenas 45.000 habitantes podía ser el centro de reunión anual de alrededor de 300 periodistas. Para ser sinceros, no creo que ni siquiera lo pensáramos. Lo que sí recuerdo es que nos pusimos a trabajar.
La planificación consistió en unas pocas reuniones en las que participaron Rosa Pellicero y Ramón Buetas, por la Asociación de la Prensa de Aragón, y Eva Almunia, que entonces era concejala de Cultura del Ayuntamiento de Huesca y estaba enfrascada en sacar adelante un proyecto que ya es una realidad y que recibió el nombre de Infocentro Digital.
Así las cosas, cincuenta llamadas telefónicas fueron suficientes para que cinco decenas de periodistas dejaran sus tareas habituales y se desplazaran a Huesca para intervenir en las mesas redondas y ponencias de un congreso que se realizaba en una ciudad que no era una de la habituales para este tipo de eventos. Otros 150 profesionales de la información viajaban hasta el Alto Aragón para participar en los debates. El excéntrico foro de los periodistas digitales se abría en un sitio que dista 400 kilómetros de Madrid y casi 300 de Barcelona.
En la clausura del primer congreso, José Ángel Biel, vicepresidente del Gobierno de Aragón, dijo que felicitaba a los organizadores por hacerlo posible y avisó de que las siguientes ediciones resultarían más difíciles de llevar a cabo. No se equivocaba.
En los primeros días del mes de febrero de 2001, Huesca disfrutaba de unos magníficos días de sol más propios de la primavera. Un periodista de Tele5 escribía en su cuaderno de viajes en Internet 1: "El empeño digital de la ciudad se ve hasta en las vidrieras de San Pedro el Viejo, panteón real. Allí duermen el sueño de los justos (y de todos, vaya) los Reyes Alfonso el Batallador y Ramiro el Monje. Fueron hermanos. Ramiro sucedió a Alfonso, y a pesar de ser monje montó una degollina con los nobles que le tachaban de poquita cosa para gobernar". De nuevo, los periodistas digitales acudían a la llamada de la Campana de Huesca y hacían posible que los profesionales del nuevo soporte debatieran (de forma excéntrica, eso sí) sobre la necesidad de pagar o no por los contenidos, la información financiera en la Red o "entre el teletrabajo y la esclavitud", por sólo citar algunas ponencias.
Los días 17 y 18 de enero de 2002, organizado por la Asociación de la Prensa de Aragón y el Infocentro Digital del ayuntamiento oscense, y con el patrocinio del Gobierno de Aragón, Ayuntamiento de Huesca, Diputación Provincial de Huesca, Microsoft y Fundación Retevisión, alrededor de 300 periodistas debatirán sobre el estado del periodismo digital en las universidades españolas, derechos de autor de los periodistas o el camino que ha llevado a algunos medios digitales "de la euforia a la crisis", entre otras cosas.
La excentricidad ha convertido a Huesca en una ciudad conectada al mundo digital. El Infocentro Digital, Walqa y el nuevo Parque Tecnológico nos hacen pensar que en el mundo digital la periferia puede ser el centro. Al fin y al cabo, los bits no saben de excentricidades.

1 http://www.gabrielpe.eresmas.com/Huesca/huesca.htm

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Entrevistadores entrevistados
Fernando García


Para unos, el periodista digital es un especialista en el arte de copiar y pegar. En "Mi nombre es Kunta Kinte", un artículo publicado en Baquía.com 2, Iñaki I. Rojo lo explicaba así: "Por un lado, la velocidad de Internet -unida a la feroz competencia- requiere la constante renovación de contenidos, lo que está obligando a un ritmo de producción a veces insostenible; por otro, se está creando un nuevo tipo de periodista cuyas tareas se definen como empaquetar, agregar, sindicar... Un periodista que sólo utiliza las teclas Ctrl+C y Ctrl+V (copiar y pegar) al que el cerebro se le seca un poco más cada día".
Para otros, el periodista de Internet es una suerte de McGiver que viaja acompañado de toda clase de artilugios que le permiten escribir el texto, realizar las fotografías y publicarlas desde los sitios más remotos.
Por suerte, la mayoría de los profesionales que trabajan en medios de Internet o informan de las cosas de la Red desde los llamados medios tradicionales, ni siquiera se lo plantean. En la Red, lo que cambia es el lenguaje que, en algunos casos, se convierte en vínculos o enlaces. Y, como dice Tomás Delclós, sólo tenemos indicios, porque "es arriesgado dibujar con detalle el futuro paisaje de la información".


¿Qué piensan los periodistas digitales del periodismo digital?

En el mes de junio de 2001, comenzamos a hablar con Bruno G. Gallo de la posibilidad de hacer un libro de entrevistas a periodistas digitales. La primera dificultad era entrevistar a unas personas que están más acostumbradas a preguntar que a responder.
La segunda contrariedad consistía en que no se podían realizar personalmente todas las entrevistas y sería necesario hacer algunas a través del correo electrónico o el teléfono.
Salvada la primera duda inicial, de una lista de ponentes del III Congreso de Periodismo Digital Bruno seleccionó a los periodistas que quería entrevistar y comenzó a facilitarles los cuestionarios previos. Después visitó a una gran parte de los entrevistados y para el resto utilizó el correo electrónico.
El autor de las entrevistas ha querido desaparecer del texto y con buen hacer ha tejido las respuestas. El resultado es una serie de monólogos que hacen que el entrevistado salte de un tema a otro, pero que respetan la frescura de la expresión oral y que, sin duda, se convierten en un material valioso para reflexionar sobre el momento que vive el periodismo en la Red a principios del año 2002.
Creo que es obligado agradecer a Bruno G. Gallo el trabajo que ha realizado. Él, que trabaja en la redacción digital de El País, conoce perfectamente los entresijos de la publicación diaria en la Red. Con modestia y humor, dice: "Desperté a la Red como traductor de portales de Microsoft; entre mis hijos preferidos tengo en la memoria los sitios web de Office y de Windows 2000. Allí aprendí que en Internet cualquier obra es angustiosamente efímera".
Pasado el tiempo, es muy posible que este libro también resulte efímero. Los ejemplares se agotarán y tal vez no se vuelva a editar en papel. Pero en su edición digital las opiniones de los entrevistados formarán parte de la arqueología de la web. Eso sí, siempre que alguien se preocupe de que cuando se teclee la dirección no aparezca en el monitor el consabido "404 Error - File Not Found", que indica que la página ha desaparecido.

2 http://www.baquia.es/com/20010206/art00031.html

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Entrevistas
Bruno G. Gallo



Txema Alegre
Responsable de la edición digital de La Vanguardia


Aun cuando la crisis económica de la Nueva Economía y de los medios informativos en la Red parecen centrar toda la atención en estos días, quedan pendientes otras cuestiones de similar importancia como la consolidación de los medios digitales como referente de información y servicios en la Red, la capacidad de integración multimedia de las publicaciones electrónicas y la adecuada gestión de sus contenidos en base de datos.

Para alcanzar estos objetivos es imprescindible tener imaginación y medios, contar con una dotación de recursos humanos y técnicos que sepan y puedan aprovechar las herramientas que ofrece la Red (por cierto bastante escasa en tiempos de crisis), y ofrecer unos contenidos ajustados a la demanda de los lectores.

Esto último no quiere decir que se caiga en el portalismo o el amarillismo. El amarillismo ha existido siempre y hasta ha desencadenado guerras (la de Cuba en 1898, por ejemplo). Pero la integración en los diarios digitales de contenidos temáticos del tipo de los que se ofrecen en los grandes portales de la Red no es sinónimo de amarillismo, así como tampoco lo es la especialización de noticias periodísticas.

Pero hay muchos otros caminos paralelos. La diferenciación de una publicación electrónica no queda circunscrita a la actualización 24 horas, sino que a eso hay que sumar la consulta documental, la oferta de servicios de valor añadido y la integración multimedia (texto, audio y vídeo). Además, la publicación electrónica debe apostar por la interpretación.

El camino en esta evolución ya está iniciado, como lo atestigua la difusión obtenida por los medios digitales con motivo de las atrocidades del 11 de septiembre. Los hechos relevantes consagran la capacidad de las publicaciones electrónicas como capaces de repercutir en el resto de medios.

En este proceso sería un error pretender cubrir eventos que el diario matriz, el impreso, ya tiene cubiertos con sus periodistas. Sería un error no optimizar sus trabajos con una sinergia entre redacciones y, en consecuencia, acabar duplicando efectivos profesionales. Lo que no significa que el periodista digital no salga a la calle.

El año pasado La Vanguardia Digital desplazó a un periodista como enviado especial a Huesca para la cobertura del Congreso de Periodismo Digital, y este año desplazará a dos. Asimismo, hemos enviado periodistas para efectuar determinadas coberturas informativas.

Es evidente que también hay periodistas digitales que son meros empaquetadores de contenidos. Pero que se decida realizar un producto multimedia con mucho valor añadido y caro o que se opte por un empaquetador de contenidos barato es una decisión de negocio. Quien la tome debe tener en cuenta qué modelo de producto realizará y aceptar las consecuencias positivas y negativas que ello conlleva.

Las noticias en Internet las crean personas. Ser periodista es un oficio, una profesión y una manera de entender la información. Cualquier persona que esté en la Red y comunique hechos o publique valoraciones, está transmitiendo información. Podrá no ser periodista, pero es capaz de producir algo que otros leen, y en consecuencia de generar opinión pública, porque transmite conocimiento. La Red es un sistema de co- municación entre personas. Los medios de comunicación utilizamos la Red. Nuestros profesionales deben saber cómo utilizar y validar el activo de sus lectores dentro de sus publicaciones.

Estos cambios también afectan, qué duda cabe, a la plantilla de periodistas de la edición impresa. Los periodistas de un diario trabajan para un medio con dos soportes, de modo que, con independencia de cómo se organizan los flujos de trabajo, sus informaciones pueden y deben tener difusión en formato impreso y digital. Eso sí, lo que tiene coste hay que pagarlo. Si no se paga, no se puede publicar.

Entrando en detalle sobre la peculiaridades del medio digital, nos en- frentamos en primer lugar con la eterna cuestión del pretendido choque entre la rapidez a la hora de publicar las noticias en Internet y los procesos de chequeo de la información para asegurar su veracidad. La inmediatez es consustancial a la publicación electrónica, porque distribuye su información en tiempo real. Es una competencia claramente profesional saber hacerlo con la máxima celeridad, rigor y el mínimo error.

No se pueden cometer errores, pero todos los medios, digitales o no, los hemos cometido y debemos saber rectificarlos, en el caso de los digitales también en tiempo real. Siendo cierto que algunos lectores entran una vez al día en el diario electrónico, también lo es que crece el segmento de lectores que al percatarse de la actualización de la web entra más de una vez al día a consultarla, por lo que el impacto de estos posibles errores disminuye.

El hiperenlace es un nuevo lenguaje del medio digital. Ya está inventado. También la animación informativa: la infografía es un modo periodístico sintético de aportar más información en menos espacio. Está desarrollada y todos los medios digitales tenemos abundantes ejemplos de ello. Además, el medio digital debe saber combinar textos cortos y largos. Se acepta la publicación de textos largos, sobre todo por su carácter documental, pero las noticias cortas son muy agradecidas por el lector para la lectura en ordenador.

Es importante explotar también esta vertiente de la Red, la cercanía con el lector, que sólo con el ejemplo de los foros, los comentarios a los artículos y los chats supera a todo lo que he conocido en un diario impreso. No hay más que consultar los foros de La Vanguardia Digital para ver la cantidad de comentarios publicados por los lectores. A finales de noviembre llevamos contabilizados 30.733 comentarios de lectores. Muchos de los foros abiertos pueden publicar del orden de 40 ó 50 comentarios al día, bastantes más que cartas al director admite una página de cualquier diario impreso.

Además, los lectores participan en salas de chat tanto para generar su propia comunidad como para conversar con personajes de actualidad invitados por el diario. Y no hay que olvidar que el lector tiene también la opción de comentar los artículos publicados en el diario digital.

Por último, queda pendiente la cuestión de cómo convertir los medios digitales en empresas rentables. Ahora el ingreso es la publicidad, que aunque funcione mal, funciona. También el comercio electrónico. Es muy pequeño, pero genera ingresos. Pero no cabe duda de que también será necesario emplear la venta de contenidos como medio de financiación.

En este sentido, desde el mes de octubre La Vanguardia Digital dispone de un producto en la Red, www.sismograma.com, que sólo se puede leer mediante suscripción de pago. Hemos superado ya los 1.200 suscriptores. Bien que pequeño, el producto genera ya un ingreso.

Con la adecuada definición de qué contenidos se pueden publicar libres de pago y qué contenidos deben entregarse mediante pago, los diarios consolidaremos esta tercera línea de ingresos. Al menos quienes apostemos por ello.

Es importante resaltar en este sentido que no se podrá cobrar ni por frivolidades ni por teletipos. Podremos vender por aquellos contenidos que sean verdaderamente útiles y necesarios al lector, y que sepamos entregar sólo nosotros, de modo que sin ello el lector sienta que carece de algo. Cada uno deberá saber definir su producto, su estrategia y su plan de negocio para hacerlo viable.

Hoy por hoy, el diario tiene mucho mecanismos para entregar contenidos de calidad a sus lectores. Imaginación y recursos es lo que se requiere. En Internet no vence el más fuerte, sino el más ágil, el más flexible, el más adecuado a las necesidades de sus lectores.

Un diario puede y debe cobrar de muchos modos, además de la venta de determinados contenidos. La Vanguardia Digital ya cobra por servicios (jurídicos, comerciales, financieros, etcétera), pero, ¿por qué ra-zón debe renunciar a cobrar por la información?. Puedo regalar la del día, sí, estoy obligado a ello porque la Red está plagada de información gratuita. Pero, ¿por qué debo regalar las noticias publicadas por La Vanguardia el día 1 de febrero de 1881, el primer día que salió a la calle? ¿Cuántos diarios pueden publicar las noticias de esos días?

En ningún caso estoy pensando en cobrar por todo. Sería un suicida. En todo caso, para saber qué se gana y qué se pierde en cada caso, deberíamos primero evaluar el negocio posible: si resultara que gano más vendiendo contenidos que publicando anuncios, ¿por qué no puedo sacrificar audiencia para hacerlo?

Los medios digitales ya no son las versiones digitales de los grandes medios de comunicación. De hecho, hay algunos que nunca lo fueron. Para mi, Yahoo! Es un ejemplo de diario digital, completamente distinto, es cierto, pero diario digital. Y no tiene un medio clásico que le soporte o haya aupado, sino la Red y las personas conectadas.

Del total de páginas servidas por La Vanguardia Digital en un día, una media del 29 % corresponden a noticias elaboradas y publicadas por La Vanguardia, el 40 % a noticias elaboradas por la redacción digital de La Vanguardia Digital, noticias del día que el medio impreso no ha publicado, y el resto, a entregas de Home, actualizada permanentemente por la redacción digital de La Vanguardia Digital, no por la redacción de La Vanguardia. ¿Dónde está el seguidismo con el diario matriz?

La publicación electrónica de un diario impreso se apoya en su marca, pero es un producto claramente diferenciado, con unidad de negocio separada y redacción digital especializada.

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Juan José Amorín
Gerente de contenidos de Terra Networks


Antes de nada, quiero puntualizar que prefiero hablar de periodismo retirándole el término digital. Se popularizó así porque el medio Internet es digital, pero supongo que cuando el resto de medios tradicionales migren sus sistemas analógicos a emisiones digitales no se les denominará de esta forma.

El reto más importante del periodismo en medios a través de Internet es conseguir el equilibrio rentabilidad-calidad. Día a día se consigue un aumento de la calidad de los contenidos y de los servicios de estos medios, pero la asignatura pendiente es la consecución de la rentabilidad del producto. Y está demostrado que ésta no se consigue sólo a través de la publicidad. La búsqueda de nuevas vías es todo un reto.

Por otra parte, la asignatura pendiente de "empezar a generar información propia que repercuta en el resto de medios y no al revés", que citaba hace un año Gumersindo Lafuente, se está aprobando. La información propia que genera Terra supone más de 40 % de la información total que se publica todos los días.

En Terra se trabaja con foco en franjas horarias. No son los mismos los contenidos de mañana que los de la tarde o los de la noche. No son los mismos los temas de semana que los de fin de semana o festivos. Tenemos muy claro que no vamos a ser una réplica de los medios tradicionales y evitamos a toda costa seguirles los pasos.
La clave pasa construir contenidos con valor añadido, exclusivos y de calidad, y no limitarse a ser el mero altavoz de lo que tratarán los medios tradicionales. El usuario debe poder satisfacer todas sus necesidades en los medios de la Red y no ver en ellos el comienzo de una historia que terminará delante de la televisión, el periódico o la radio.

Internet no es tan sólo un medio que ofrece inmediatez. Esa es una de sus características, pero por encima de ella está otra que es la interactividad. Esta es la carta que no pueden jugar los medios tradicionales. Véase la crisis de Argentina. El pueblo no cree en los políticos ni en los medios politizados. ¿Dónde están sus mensajes? En la calle y en la Red. Un medio de Internet debe jugar con esta ventaja diferencial. Llenar un web de reportajes de profundidad es tan sólo una cuestión de dinero. Si los puedo comprar, los tengo.

Hay miles de caminos hacia el éxito, y pasan por dos variables: una, ser originales y buscar nuevos formatos de comunicación; y dos, tener dinero para adquirir productos exclusivos.

En Terra somos conscientes de nuestras limitaciones de plantilla, pero salimos a la calle con un foco muy claro. Entrevistas exclusivas, producción de conciertos, reportajes propios... Ejemplo: Terra acude a todos los Consejos de Ministros de los viernes y pregunta en ellos co- mo cualquier otro medio. Estamos presentes en los eventos más importantes con nuestra gente: finales de la Liga de Campeones, Mundial de fútbol, Vuelta Ciclista a España, Tour de Francia, Giro de Italia, los Goya, los Oscar, los Grammy... y así hasta 1.468 salidas en el año 2001.

Yo reivindico para Internet todo lo que la profesión periodística es para los medios tradicionales. Pero para ello no sólo los periodistas deben jugar. Los políticos, deportistas, actores... deben saber y conocer que su imagen profesional y personal también circula por otros medios más allá de los tradicionales. El presidente del Gobierno, José María Aznar, aún no ha acudido a un medio de Internet en toda su vida política. Deportistas como Zidane, Raúl o Guardiola sólo acuden a los medios de Internet si tienen contrato con ellos. ¿Por qué? Mejor pregúnteselo a ellos o a sus jefes de prensa. El desconocimiento del medio es muy patente.

Hay una masa de siete millones de personas de audiencia en la Red en España. En Terra todos los días ven la portada más personas que los principales programas de radio, que muchos programas de televisión de prime time y muchísima más gente que la que compra el mayor diario español en tirada. ¿Alguien puede decir que no se crea opinión pú- blica con estos números?

La gran asignatura pendiente de los medios de Internet es conocer quién es realmente el usuario que está ahí. El mercado del CRM (siglas en inglés de gestión de las relaciones con los clientes) y la investigación del usuario es fundamental. Porque en la mayoría de medios que sobreviva éste pasará de ser un usuario a un cliente, que pagará por acceder a ciertos contenidos y servicios de un valor añadido muy alto.

Como ejemplo: pagarán por conciertos en exclusiva, por partidos de fútbol a la carta, por tener su radio personalizada, por acceder a bases de datos con información sensible para sus negocios, por contar con informes de finanzas firmados por expertos de primera fila...

En ese sentido, sin lugar a dudas funcionará a la perfección la política OBP (open/basic/premium) de Terra, con contenidos gratuitos, de pa- go básico y de abono más caro. Lo que se paga es la exclusividad y la calidad del contenido y del servicio. Y a las pruebas me remito. El segundo servicio más utilizado de Terra en el año 2001 fue la Zona Multimedia, con sólo 6 meses de vida.

Hemos dado en exclusiva, quince días antes de que saliera a la calle, todo el disco de Estopa en calidad MP3 y en descarga; conciertos de relumbrón (Sting, Rosario, The Cure...), partidos de fútbol que sólo se veían en la Red como el Celtic de Glasgow-Valencia...
Poco a poco el porcentaje de gente que pague por unos mejores contenidos y mejores servicios crecerá. Los medios de Internet se convertirán a medio plazo en empresas informativas independientes de sus matrices de medios tradicionales, y a largo plazo crearán líneas de negocio para los distintos soportes digitales: televisión digital interactiva, móvil...

Los portales serán a medio plazo más rentables y seguirán produciendo contenidos de calidad asociados a servicios y conectividades de mayor caudal. A medio-largo plazo serán los vehículos interactivos de los medios como la televisión y la radio que no gozan de algo fundamental: la interactividad y la disponibilidad del juego de la elección a la carta.

Además a medio plazo, por supuesto, serán grandes centros de consumo de todo tipo de productos: tangibles e intangibles. Internet ante todo debe tener un objetivo: hacer la vida más fácil a la gente. Estamos comunicando a través de la herramienta de comunicación más potente jamás creada. Con ella podemos cumplir ese objetivo.

Por su parte, los periodistas de estos medios evolucionarán en una doble vía: hacia la gestión de contenidos y servicios y comunidades, de modo que su valor sea tener claro el concepto de lo que se debe comunicar, cómo, cuándo y conocer los inputs más adecuados del mercado. Y hacia el periodista tradicional de toda la vida, con una gran experiencia en las herramientas de la Red y con una visión más asentada de la profesión.

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José Cervera
Fundador y exdirector de contenidos de Baquía.com


Internet es un medio en el que se pueden hacer muchas cosas en periodismo, tiene inmensas posibilidades. Una de mis obsesiones ha sido siempre ofrecer al lector la posibilidad de elegir hasta qué profundidad quiere saber. En un medio de comunicación tradicional es el periodista el que decide cuánto contar, y eso puede depender de lo que sabe o del espacio del que dispone, muy limitado en el papel.

El periodista toma esa decisión por el lector, pero en Internet, gracias a la invención de los enlaces, es el usuario el que decide hasta donde quiere llegar. El periodista le da toda la información de la que dispone, y el lector decide si quiere saber más o no. La interactividad no es sólo que el usuario diga lo que opina, sino que mande sobre la información, y no al revés.

Un elemento comúnmente olvidado de la interactividad es el de que la propia información es interactiva, por medio de una estructura jerárquica en la que cada lector decida hasta donde quiere llegar y como organizar por su cuenta los contenidos.

Evidentemente también hay otra interactividad, más clásica, en forma de relación de preguntas y respuestas con el periodista, de foros, de aportación de información por parte de los lectores, que se convierten en periodistas, etcétera. Todo esto modifica el funcionamiento del medio, porque altera la forma de escribir del periodista al dotarle de un contacto directo con sus lectores.

Y eso lo cambia todo. Da humildad y resta arrogancia al periodista, y coloca el mando en manos del lector. Hasta ahora la libertad de imprenta era, como decía alguien, del que tiene una imprenta. Internet regala una imprenta al lector, le da voz, y esa es una de sus características más importantes.

En el mundo real los medios de comunicación carecen de competencia. Ahora, con Internet, esa competencia existe, porque en la Red cada vez hay menos empresas (consecuencia de la tremenda crisis económica), pero cada vez hay más gente que navega y esta gente cada vez navega más. ¿A dónde van? A los propios sitios que ellos publican.

El tamaño de la Red es deconocido, se calcula en cinco o seis mil millones de páginas, y el 90 % de ellas no son comerciales. Económi- camente sólo han triunfado hasta ahora los grandes medios consagrados, pero informativamente el futuro es de los pequeños medios. La principal característica de Internet es que todo el mundo puede publicar y eso la gente lo sabe y lo aprovecha.

Además, la economía de Internet es completamente diferente a la de los medios tradicionales. Publicar en la Red es mucho más barato y por tanto se puede aparecer online por mucho menos, dado que el umbral de rentabilidad es muy bajo. Así, no han aparecido en Internet muchos gigantes, pero sí millones de enanos que publican información fiable y de calidad.

Un análisis de las cifras de concentración de Jupiter Metrix demuestran que hoy en día la audiencia en Internet cada vez está más dispersa. Hay un grupo muy pequeño de medios muy conocidos que atraen grandes audiencias, pero la cola cada vez es más larga. Cuando nació la CNN, todo el mundo auguró su fracaso. Ahora ocurre lo mismo: se están creando muchos medios de prestigio en Internet, a fuerza de publicar todos los días información, no toda, sólo una poquita, pero muy buena. Todos los días muy buena información. Porque son los lectores los que mandan y los que otorgan la credibilidad a un medio, aunque sea pequeño, visitándolo todos los días para descubrir que todos los días es consistentemente bueno.

Además, estos medios cuentan con una ventaja: su audiencia es menor, pero vale más porque está seleccionada. Es parecido al contraste, en televisión, entre Antena 3 y Documanía. La primera tiene más audiencia, pero el público de la segunda es más específico. La clave de Internet pasa por estas microaudiencias, por estos micromedios. Internet permite aglomerar microaudiencias que no podrían ser rentables en ningún otro medio, gracias a su carácter global y sus reducidísimos gastos de distribución.

Que duda cabe de que este modelo pone en peligro la preponderancia de los grandes medios. En televisión el escenario actual es el de las grandes cadenas generalistas, que tienen un modelo económico que precisa de grandes números para sobrevivir, y que para obtener estos grandes números necesitan dar basura, y para ello gastar mucho, en una espiral viciosa sin fin. Frente a este sistema, las cadenas especializadas cuentan con costes mucho más reducidos y una necesidad de público también mucho menor.

El futuro de los grandes medios y de los portales no se lo deseo a nadie. La economía va en contra de ellos. Lo que no significa que vayan a dejar de ganar dinero, porque cuanto más distribuidas estén las audiencias, más valiosos serán aquellos que logren concentrarlas.

Todo esto explica otro de los factores revolucionarios de Internet: por primera vez, gracias a que todo el mundo puede publicar y al auge de los pequeños medios, la información se desacopla del soporte. Hasta ahora había diarios, semanarios, quincenales, radio, televisión, etcétera. Cada medio tenía un ritmo de trabajo y un contenido acoplado a la información; los contenidos se acoplaban a la forma de difusión del medio. Eso ya no pasa. Ahora la información está por un lado y los modos de difusión por otro. Lo importante es tener la información para distribuirla por todos los canales al alcance del medio informativo.

El medio periodístico tiene que preocuparse por su marca e información, no por la vía en que coloca esa información en el mercado. El problema de los grandes medios es que, hasta ahora, han sido incapaces de despegarse de sus cabeceras tradicionales. Ahí cuentan con ventaja los medios de radio y televisión, como la CNN, que al carecer de la herencia de un periódico se han dado cuenta de que su principal ventaja no es ser una cadena de televisión de noticias, sino un medio de información de última hora, pero en cada canal de una forma diferente, adecuándose al modo de difusión de cada uno. El futuro pasa por desacoplar la redacción de la fábrica de periódicos.

Los medios de comunicación deben separar la fábrica de información de la fábrica manufacturera de papel o de ondas. La información está ahí y el medio de difundirla tiene que ser lo de menos a la hora de elaborarla. Esto entraña también un problema psicológico, además de técnico: el periodista tiene que convencerse de que debe trabajar con la información sin pensar en el medio de difusión. La información deberá formatearse luego para difundirse en cada medio específico.

Volcar información de un medio tradicional en Internet es absurdo, es competir contra sí mismo, ofreciendo gratis lo que en otro medio es de pago. Gran idea. No hay que pensar en que se es un periódico o una radio, sino en que se es una empresa de información, que la recibe, procesa y sirve adaptada a cada uno de los posibles medios, pensando en sus posibilidad de uso y rentabilidad.

Quizá el futuro de estos medios sea convertirse en una redacción de analistas, que transmitan su sabiduría a los lectores a través de cada canal, de acuerdo con las posibilidad de cada uno. La información en bruto se obtendrá de comunicados, llamadas y de cuatro grandes agencias, las actuales más la CNN.

En este escenario habrá un puñado de grandes agencias y miles de pequeños medios especializados. La única forma de sobrevivir en Internet es ser el mejor en lo que hagas, y, hoy por hoy, los grandes medio tratan de ser los mejores en todo cada día. El futuro pasa por aportar valor añadido, no por controlar las fuentes de información, que cada vez serán más libres.

El modelo más viable es el de The Economist y Time, que no añaden nueva información sino que la procesan; agregan sabiduria, convirtiéndo la actualidad en algo mucho más interesante. En un mundo anegado de información, el analista deberá absorberla toda, entresacar lo que considere importante y contárselo de forma legible a los lectores.

La información la tiene todo el mundo, cualquiera puede tener un medio de información ahora, luego eso ya no es un valor añadido; el valor añadido es la calidad del analista, y lo será más y más cuanto mayor sea la avalancha de información.

Este sistema no implica, sin embargo, un modelo económico basado en la comercialización de los contenidos de valor añadido. La venta de contenidos informativos no va a funcionar jamás, porque no se puede vender algo que no se controla. Una vez publicado un texto, pierdes control sobre él y su difusión se convierte en libre. Los intentos de los grandes portales de vender contenidos de banda ancha son un intento desesperado más. Fracasarán.

Y dado que de la publicidad sólo permite vivir a un medio pequeño, los grandes medios lo tienen muy difícil, sobre todo por el equipaje de ideas fijas que llevan en la cabeza. Posiblemente su única solución sea trabajar en lo que se les da bien y olvidarse del resto.
Pero para hacer todo esto hay que olvidarse de los medios tradicionales y gastarse dinero. Con tres becarios no basta; hay que dedicar grandes profesionales y pagarles. Y empezar a creer en el producto.

Hasta ahora los grandes medios sólo veían Internet de forma especulativa, como una forma de sacar más dinero de los contenidos tradicionales, pero sin explotar el nuevo medio, sin ni siquiera planteárselo como tal. La trayectoria de los medios tradicionales de todo del mundo ha sido errática, no han sabido hacer la transición a Internet y siguen dependiendo de su cabecera tradicional, no son un producto interesante per se. Tener un papá rico y famoso es bueno para crear marca y contar con dinero y medios, pero a cambio se heredan inercias y enconamientos de papá y eso ha sido lo que ahora ha impedido crear productos nuevos y con valor intrínseco.

Y lo peor es que, de la crisis actual, los medios tradicionales están sacando la peor conclusión posible: Internet es un fracaso. Y reducirán la presión, dedicarán menos atención y dinero, y, cuando quieran reaccionar porque la situación económica remonte y se encuentren con que les ha salido competencia será demasiado tarde.

El mercado publicitario en Internet va a explotar, habrá mucho dinero, ira a muchos sitios y no será a los medios grandes. En cinco años habrá muchos medios pequeños y medianos; los medios de comunicación tradicionales generalistas estarán en decadencia, los medios especializados serán más fuertes y aparecerán medios de información pura, sin una marca asociada sino con una forma de ver la información propia que difundirán por varios canales (televisión, radio, Internet, etcétera).

Y los grandes medios no podrán impedirlo porque no tienen la manera de hacerlo gracias a Internet. Recuerda que de Mosaic a Netscape se pasó en cinco días. Y lo mismo puede pasar con cualquiera. Nadie está a salvo en Internet.

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Tomás Delclós
Subdirector de El País y responsable de Ciberpaís


En el congreso español sobre periodismo digital celebrado hace un año en Huesca, el debate sobre la futura figura del periodista osciló entre la melancolía inútil por la desaparición de los tipógrafos y la certeza, supuestamente incruenta, de que todos seremos periodistas multimedia… o no seremos. Unos bandazos comprensibles en época de tanteo, con más interrogantes que certezas. Si, como dicen los expertos, de todo lo que puede inventarse en Internet apenas se ha inventado un 20 %, es arriesgado dibujar con detalle el futuro paisaje de la información. Con todo, hay indicios.

Sí está claro que el periodista debe tener una mínima competencia sobre las herramientas que maneja. Esto pudo estar olvidado. Ahora, es imposible. En el soporte digital saber qué programas permiten hacer qué cosa no es sólo una sabiduría instrumental para resolver la edición del día. Es vital para pensar nuevas maneras de desarrollar contenidos. Muchos periodistas han podido vivir ignorando las artimañas técnicas de su artesanía. Dominan, por poner un caso, la pirámide invertida, una receta muy útil que organiza los datos de la noticia de forma decreciente, pero no saben su origen. Este recurso empezó a ser inevitable cuando, dice la leyenda, los corresponsales de la Guerra Civil americana tuvieron que enviar sus crónicas por un primitivo telégrafo que no garantizaba poderla pasar entera. Solución: dictar lo más importante en el primer párrafo, no fuera que se quedaran sin conexión en la línea veinte. Un hallazgo en la economía del relato que seguramente habría llegado como alumbramiento teórico de algún estratega de la comunicación, pero que llegó, antes, por la prudencia que imponía una técnica imperfecta, engorro con el que el periodista está condenado a convivir eternamente.

El avance tecnológico cambia las rutinas del oficio, hace las cosas mucho más fáciles, pero también abre las puertas a la incertidumbre, al temor. El secretario de la Federación Internacional de Periodistas, Aidan White, recordaba una popular y paralizante paradoja de otro periodista, Mark Twain: "Estoy por el progreso. Lo que no me gusta son los cambios". Ryszard Kapucinski sostiene que la tecnología ha cambiado, por ejemplo, la relación del corresponsal con su jefe. Antes aquél tenía iniciativa. Nadie sabía más, ni antes, sobre lo que pasaba en su territorio. Buscaba información, la seleccionaba, le daba forma y la enviaba. Ahora puede convertirse en un peón de su jefe, que con Internet y las cadenas de información continua tiene su propia apreciación de los hechos. "Es más, es él quien le informa de las noticias y sólo espera del corresponsal que le confirme la idea que se ha hecho de los acontecimientos", escribió en Le Monde Diplomatique.

Las nuevas tecnologías tienen una doble influencia transformadora: han creado nuevos soportes y cambian los sistemas de producción de los medios tradicionales, de la llamada Prensa. En el mundo de la edición digital es donde el paisaje se transforma más velozmente. Empezaron los diarios tradicionales porque, cautelarmente, había que estar en Internet. Se trataba de hacerse su propia competencia antes de que se la hicieran otros. Estos otros también entraron en Internet. Crearon cabeceras propias, inexistentes en el universo analógico, o incorporaron la información como un servicio más de su sitio en un verdadero poupurri de géneros. En los primeros días de Internet un buscador se dedicaba a la búsqueda de páginas y una cabecera periodística… a dar noticias. Ahora los buscadores, además, gestionan facturas bancarias y dan noticias. Los sitios financieros, además, dan noticias. Los diarios digitales, además, cuelgan juegos y buscan páginas. Es más, compañías tradicionales de la información se fusionan con triunfantes marcas de Internet, como Time y AOL, y surge la duda de si convivirán sin problemas la cultura empresarial del editor, Time, con la del quiosquero, como Trisha Primrose, ejecutiva de AOL define a su propia compañía (que cobra por ubicar con preeminencia contenidos de terceros).

En Estados Unidos las apuestas digitales han sido millonarias, pero por ahora las cuentas no salen. Apellidos tan insignes del sector como The New York Times, CNN, NBC, CNBC, el grupo de Murdoch o Knight han reducido plantillas en sus empresas puntocom. Pero los analistas no ven en este ciclo el funeral de la Red. Es un problema de encontrar el modelo de negocio. La información solvente es cara de producir y ha de cobrarse de alguna manera.

Hay conceptos claros. Por ejemplo, un diario digital ha de aprovechar sus recursos específicos (inmediatez, participación del lector) y no puede ser una mera copia de su hermano en papel. Pero la administración de este distanciamiento es difícil. La inclusión de estadísticas sobre los artículos más vistos de un diario en la web demuestra que los intereses informativos de la tribu internauta no son muchas veces los que supone la Redacción.

Eso ha ocurrido, por ejemplo, en Le Monde, donde la noticia más premiada por sus lectores digitales ha sido durante mucho tiempo un informe sobre la deforestación amazónica, un dato que desconcertó a los redactores, que pensaban que el patrimonio más lujoso de este gran diario francés era la política o la cultura.

El periodista y sus empresas siguen siendo los principales mediadores de la información digital, pero han perdido el monopolio. Cualquiera con un módem puede colgar su noticia. Otra cosa es cuántos sabrán que lo ha hecho y que pueda combatir la confianza que genera una marca con prestigio de ser rigurosa. Con todo, la agencia France Press, cuando hizo su top ten sobre los acontecimientos mediáticos más señalados del siglo veinte, además de incluir apellidos previsibles como Marconi, inventor de la radio, o Ted Turner, creador de la CNN, puso en esta lista de honor a Matt Drudge, el tipo que destapó el Monicagate desde su escandaloso sitio de Internet. En cualquier caso, las malas prácticas periodísticas no las ha inventado Internet, recuerda Steve Ross, de la facultad de Periodismo de Columbia. "La web sólo las magnifica".

Los soportes de la información digital serán muchos y cada uno exigirá su gramática. No se puede contar un partido de fútbol de la misma manera en una página web que en una pantallita de móvil. Neil Budde, editor de The Wall Street Journal digital hace, por ahora, una contundente distinción entre los lectores del diario impreso y los usuarios de sus otros soportes. Su diario tiene 150.000 suscriptores que pagan doble, tanto para recibir el ejemplar impreso como para acceder a la edición digital, una de las pocas que ha escapado al todo gratis fundacional de Internet. Pues bien, cuenta Budde, el uso del digital en este colectivo de elite es subsidiario: leen el artículo en papel y acuden al digital para enviar una copia de un artículo por correo, imprimirlo en formato más pequeño o consultar el archivo. "Diferentes usos para diferentes medios"; pero esta diferencia de experiencias entre el papel y lo digital irá adelgazándose: "Esperamos la llegada de soportes que ofrezcan una experiencia mucho más similar a la comodidad y placer del papel". Y la alimentación de tantos soportes informativos requiere una nueva organización redaccional de las corporaciones.

Y en este panorama digital, ¿dónde quedan los diarios en papel? "El periódico ya no se lee como antes, para enterarse de lo que ha pasado. Se lee después, para comentar y entender lo que ya se sabe", escribe el periodista Furio Colombo en un libro que es preocupante desde el título: Últimas noticias sobre el periodismo. No se lee como antes ni se fabricarán los diarios como ahora. Ya existen máquinas impresoras bajo demanda que pueden recibir en su tripa informática los archivos digitales de las ediciones de infinidad de diarios. Cuando un lector se acerca a este quiosco electrónico, pide su diario, se aprieta un botón y la máquina imprime su ejemplar. Con este sistema no hay devoluciones, no hay furgonetas. Si estas máquinas no están en la calle es porque todavía son más caras para los diarios que imprimir en una rotativa y enviar los paquetes. Cuando sepan fabricarlas más baratas cambiarán muchas cosas.

Y también puede cambiarlas el papel electrónico. El lector abrirá su ordenador y descargará el diario al que está suscrito en estas hojas recargables. Al día siguiente, con el mismo papel, cargará la edición del día. O de la tarde, porque estos sistemas de distribución instantánea permiten la permanente actualización de los contenidos. Los diarios deberán entrar en la cultura del non stop de otros medios. ¿Cuándo sucederá? Hay intentos de poner fechas a este proceso. Es un ejercicio difícil porque hay que barajar más de una incertidumbre: ¿cuándo estará lista la tecnología?; ¿cuándo será algo más que un juguetito caro?, porque nunca podrá ser sustitutiva si no es barata y común; ¿la cultura del lector irá en su favor o en su contra?

En 1997 el Parlamento Europeo escuchó un informe agónico sobre el impacto de las nuevas tecnologías a las que se les atribuía desde el diluvio de información no procesada y la comercialización de los contenidos a un impacto negativo en la democracia europea. Seguramente ni los totalmente agoreros ni los totalmente optimistas acertarán. Los bits no ahorrarán ni impedirán el combate por el buen periodismo en cualquiera de sus soportes.

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Jesús del Río
Director de deportes de PRISACOM


Internet es un nuevo medio de una envergadura ilimitada, que da cabida a todo lo que la imaginación pueda soñar. La clave está, por supuesto, en crear de la manera más sintetizada y atractiva posible, y aprovechando al máximo todos los recursos del medio. El único límite lo ponen los recursos humanos, porque sitio y temas sobran.

Es un medio aún por descubrir. Nadie sabe cómo va a ser Internet dentro de dos años, así que el camino pasa por estar muy preparados para lo que venga, para los futuros soportes, modelos de negocio, etcétera. La especialización, el correcto almacenamiento de la información, las salidas multiplataformas, todo esto marca una ruta, pero lo que traerá el futuro nadie lo sabe.

Todos aspiramos a que éste sea el gran medio de comunicación, pero desconocemos cómo va a llegar al consumidor; sabemos que se puede llegar a cualquier punto del planeta, pero no cómo, de qué manera. Aún así, la situación actual permite intuir que el futuro pasará por los dispositivos de mano tipo PDA o móvil y por la televisión.

La televisión está en todas las casas y si logramos meter Internet en el mando a distancia, la penetración de la Red se incrementará muchísimo. Actualmente el televisivo es un medio pasivo, pero porque el es- pectador no cuenta con ninguna opción además de mirar. Y, sin embargo, hay miles de cosas que el usuario puede hacer mientras, por ejemplo, está viendo un partido de fútbol.

En cualquier caso, no se trata de realizar la revolución digital. Las redacciones digitales deben aportar su parte periodística aprovechando su conocimiento del medio. Las redacciones analógicas que escriben para el papel crean unos contenidos aprovechables en Internet, y las digitales completan esa oferta para que el producto web sea correcto y para que todos estos contenidos son aprovechables en muchos otros formatos.

Internet es un nuevo medio de comunicación, de eso no cabe duda, pero es necesario convencer a todos (lectores, empresarios, periodistas, etcétera) de que lo es. Y eso sólo se conseguira con mucho trabajo e integrando a periodistas a los medios digitales.


Hay una enorme carencia de periodistas en los medios digitales. El me- dio cuenta con un grupo de buenos periodistas, que manejan información, con bastante experiencia, que han visto las oportunidades de este medio y las han aprovechado. Pero a partir de este núcleo inicial fue necesario crear redacciones, y éstas se hicieron poco especializadas, formadas con gente muy joven, recién salida de la Facultad o incluso sin licenciar aún, a los que sólo se les exigió defenderse más o menos habilmente con un ordenador.

Esto ha generado una camada de redactores que manejan muy bien las herramientas de Internet pero que desconocen la realidad que hay ahí fuera. Por eso la incorporación a la Red de periodistas que ahora están offline aportará muchísimo al medio.

La gente joven de estas redacciones no ha salido a la calle y no ha tenido mayores de los que aprender. El ciclo natural de una redacción incluye periodistas veteranos, maduros y jóvenes, pero en este medio sólo hay jóvenes, que no tienen a nadie en quién mirarse, que les sirva de guía.
Internet es muy joven, demasiado como para haber creado periodistas que dominen sus entresijos y además todos los aspectos del mundo de la información, las fuentes, los contactos, etcétera.

Otro defecto de las jóvenes generaciones de periodistas es pensar que en este medio se gana mucho dinero y se trabaja muy poco, como han hecho durante mucho tiempo. Yo no conozco ningún periodista importante que se haya hecho importante trabajando de lunes a viernes, de diez a seis, pero sí conozco a muchos periodistas de Internet que trabajan de lunes a viernes, de diez a seis.

Este medio te exige agudizar mucho el ingenio y la habilidad personal para lograr las cosas que no se pueden conseguir de otra manera. Todos los medios de Internet tienen teléfono, horas de comida para hacer esas miles de cosas que hace un periodista para ganar esos contactos que no pueden conseguir habitualmente. No es el medio el que impide al periodista desarrollarse como tal, sino el sesgo que los periodistas jóvenes de Internet recién incoporados al medio han querido darle a su función.

Cuando alguien quiere algo lo consigue: dedica ocho o diez horas al día a su trabajo en la redacción e invierte parte de su tiempo libre en conseguir los contactos que necesita conseguir. Hay que ser periodista las 24 horas del día. Y te tiene que gustar mucho, porque si no, no lo aguantas. Hay que invertir parte del tiempo libre en el desarrollo de tu profesión y eso no es trabajar para una empresa o un empresario sino para uno mismo.

Los medios, por su parte, sobrevivirán malamente. Cada vez son menos los que lo consiguen, cada vez está más complicado. Lo tendrá más fácil quien tenga detrás una gran empresa que no viva del online y que pueda permitirse el lujo de invertir durante determinado tiempo en algo en lo que cree. Lo básico es creer, creer que lo que estás haciendo terminará por generar los recursos necesarios para autofinanciarse.
Los servicios de pago terminarán por incorporarse a la Red, la gente se acostumbrará a pagar por determinados servicios. La publicidad volverá, porque tiene que volver, el día en el que el medio se cure de los males de sus inicios. Se alabó tanto Internet y se vendió tan bien a los comerciantes, era todo tan maravilloso, que el golpe está siendo tremendo, la caída ha sido descomunal y la culpa la tiene haber sobredimensionado las posibilidades de la Red para el mercado publicitario.

Y en esto la clave es la misma de antes. A la hora de vender unos contenidos frente a las decenas de diarios digitales que intentan hacer lo propio, tendrán ventaja los que confíen en periodistas de calidad, que sepan elaborar bien la información y hacerlo de una forma distinta a los demás.

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Arsenio Escolar
Director de 20 Minutos - Madrid y Más

El periodismo digital
La crisis económica es la e-noticia del año. En mi opinión, el reto más importante del periodismo digital es cómo generar ingresos y, en el caso de periodismo digital hecho por editores de prensa convencional en papel, cómo evitar la canibalización de lectores de las ediciones convencionales por parte de las propias ediciones digitales.
En general, creo poco en lo que algunos periodistas llaman "información propia" y en las exclusivas. ¿Qué es eso? ¿Información sesgada, generada por fuentes interesadas? ¿Periodismo de buzón? Y en los pocos casos en que hay verdadera información propia, es lógico que los editores prefieran darla en la edición en papel, que genera ingresos con la venta de ejemplares, que en la edición digital, donde pocos minutos después de ser publicada se convierte en información pública utilizable por muchos otros medios digitales y de papel.
Creo que los periódicos en papel no sólo deben informar, sino que también deben entretener al lector, divertirle, darle servicios (creo además que los diarios españoles venden muy poco precisamente por esto, porque por lo general se centran demasiado en las noticias y demasiado poco en el resto de cosas). Y los digitales, muchísimo más, son soportes idóneos para contenidos que en papel son imposibles.
En algunos casos sí se aprovechan las ventajas que reporta Internet al tratamiento y la transmisión de la información, pero aún se pueden aprovechar mucho más. Yo creo que no sólo en lo que llamamos infor- mación, sino también en lo que son servicios al usuario, contenidos para la comunidad de usuarios.
No me gusta el maniqueísmo de quienes distinguen entre lo bueno ("noticias periodísticas") y lo menos bueno o malo ("contenidos con un aire más ligero" que hay que meter para generar visitas). En la web caben muchas más cosas que noticias. Y en el papel también.

El periodista digital
Yo no creo que sea malo que los periodistas estén en la redacción filtrando y empaquetando noticias y servicios. Es cierto que los nuevos periodistas que no hayan pisado calle antes de trabajar en un diario digital tendrán difícil ese salir a la calle mediante la tecnología sin salir físicamente a la calle. ¿Saldrá alguna vez el periodista digital a la calle? Sin duda, sólo si los editores son capaces de generar ingresos y aumentar sus plantillas. La tecnología (el teléfono y el ordenador) nos permite salir a la calle sin salir físicamente a la calle, visitar a mucha gente y muchos lugares en muy poco tiempo.
En mi opinión el modelo de periodista digital tiende más hacia el empaquetador de contenidos antes que hacia el periodista multimedia todoterreno, pero eso no implica una falta de calidad. Un buen empaquetador, como un buen periodista de mesa de los diarios de papel de antes, es una bendición.

Las informaciones
Sigo viendo dos vicios muy frecuentes de los artículos de la prensa de papel que también se cometen en los de las ediciones digitales: unos son muy largos; y otros, los que son cortos, no están elaborados, se hacen con un lenguaje telegráfico: sin ritmo, sin cadencia, sin intención. El texto debe ser corto, elaborado, intencionado, contextualizado, con ritmo, con entradilla, con salidilla. Ese debiera ser el estándar (en Internet y en papel).

Imagino que la tecnología nos irá permitiendo progresivamente enriquecer la información con muchas más cosas en el área de la multimedia, además de la imagen y infografía. Otra cosa es cómo se produzcan en las redacciones, si seremos capaces de generar esos contenidos. Ya me gustaría a mí (que vengo del texto) que el texto fuera la clave, pero no lo creo.
También estoy convencido de que el lector quiere interactividad. ¡Pero la interactividad no son sólo cartas! Hay que inventar muchas más maneras de involucrarle.

Los ingresos de la prensa digital
Con la tarifa plana (u ondulada), un solo diario digital cuesta lo mismo que todos ellos: nada. Es lógico que el lector (al que se le está dando sobre todo un teletipo urgente de última hora) vaya saltando de uno a otro y no tenga esa identificación tan fuerte que suele tener con el diario de papel, que suele ser sólo uno para cada uno, no todos.
Se acabará pagando por algunos de los contenidos. Yo creo que acabará habiendo zonas gratis y zonas de pago en todos ellos. Desde luego, no se podrá cobrar por aquello que se pueda encontrar gratis en otro sitio de la Red. La situación tenderá hacia la diferenciación de áreas de contenidos básicos gratuitos y de contenidos de pago. Y no tiene nada de malo tener dos audiencias diferenciadas. Creo que a quien cobre por todo no le quedará ni un 5 % de la audiencia que tiene ahora.
En ese sentido, los periódicos de papel han creído que aumentando páginas lograrían más ventas de ejemplares. Y se han equivocado. Y si los digitales creen que con más cantidad será más fácil cobrar, se equivocarán también. De todas formas, aún no hemos llegado a una maduración del negocio (tecnológico, económico y social) como para que sea normal consumir y pagar.

Los diarios gratuitos
Es lógico que haya diarios gratuitos en papel si los propios diarios de pago en papel son gratis en Internet. Un diario gratuito parte de una estructura de costes radicalmente diferente a la de un diario de pago: los grandes costes de un gratuito son el papel, la distribución y la impresión, pero nunca la redacción.
A Internet saldremos no para generar ingresos ahí, sino para seguir dando servicio a la ingente masa de lectores de papel. Concebimos la Red como la segunda pata (la primera es el papel, la tercera es el móvil) de un circuito por el que vamos pasando durante todo el día al lector. El flujo de un lugar a otro genera ingresos... en publicidad en papel.
En Internet nuestros costes serán mínimos. Sólo aspiramos a un modesto servicio de noticias de última hora, a muchos contenidos (de los que los puristas llamarían "no periodísticos") suministrados por socios, no generados directamente por nosotros, y a servicios que fomenten ese flujo papel-web-móvil al que me refería antes.

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José María García Lastra
Director de CadenaSer.com


Siempre he defendido que la Nueva Economía es sólo economía a secas y que los proyectos de negocio para la Red son, simplemente, proyectos de negocio. Y los nuevos medios tampoco son nuevos medios, sino medios de comunicación sin más.

Pero con la llegada de estos nuevos medios cada vez es más necesario disociar lo que es la fábrica de contenidos de lo que es la salida de esos contenidos hacia el usuario final. Hay salidas tradicionales, como la prensa de papel, la televisión o la radio, y nuevas salidas, lo que se llama los nuevos medios, que en el fondo no dejan de ser nuevos conductos por los que transita la información desde una factoría de contenidos hasta el usuario final. En los medios tradicionales las posibilidades son limitadas, y también lo son en los nuevos formatos. Pero resulta que nuevos formatos hay muchos más. Hay está el camino para avanzar y por ahí creo que estamos avanzando todos.

En la actualidad gran parte de los medios que están en Internet actúan como canal de salida de los medios tradicionales. Pero estoy convencido de que, o estos medios tradicionales se transforman, o los nuevos medios acabarán por devorarlos. Esta metamorfosis abarca multitud de ámbitos.

Los periodistas somos unos profesionales que sabemos lo que queremos hacer, pero muchas veces no sabemos cómo hacerlo y somos extremadamente desorganizados con nuestra materia prima, la información. Pues bien, en una redacción digital, esta materia prima se documenta, se cataloga, se etiqueta en XML, se archiva en bases de datos... en una palabra, se digitaliza, lo que permite hacer periódicos a la medida, fabricar salidas de móvil, PDA o lo que sea para esas informaciones, etcétera.

En los medios tradicionales, con su actual modo de trabajo, el producto sólo puede llegar al usuario por una salida: un periódico, una emisora de radio, un canal de televisión. Deben transformarse para rentabilizarse, sobre todo en tiempos de crisis como en los actuales, en los que la espectacular caída de la publicidad en todos los medios obliga a buscar nuevas fuentes de ingresos y a aprovechar mejor el esfuerzo que se hace en la fábrica de contenidos. Un medio de comunicación es una empresa cara y difícil de poner en marcha, y actualmente vive de la publicidad en un 90%. Hay que buscar fórmulas para depender de más fuentes de ingresos, y en esto los medios tradicionales tienen mucho que aprender de los nuevos medios.

Por ejemplo, la Cadena Ser emite una programación de radio por las ondas. Si digitalizamos los contenidos que se crean en la factoría de la emisora, podremos organizar su salida de distintas formas y crear una Cadena Ser de información deportiva, otra de informativos, otra de economía, otra de entrevistas, otra de tertulias, etcétera. Y además esos contenidos no sólo servirán para radio, sino también para otras salidas, como la web, PDA, etcétera. La clave está en el origen, en ordenar la fábrica de contenidos.

Todo esto no significa que los nuevos medios no se dediquen también a fabricar contenidos. Algunos medios digitales no lo hacen y hasta ahora hemos estado viendo sobre todo marcas digitales que se apoyan en lo analógico. Pero ya hay incluso medios digitales que sí crean contenidos y que se han pasado a los medios tradicionales, como LaNetro. Se trata de rentabilizar el esfuerzo que se hace en la fábrica de contenidos, sea ésta digital o analógica. Y en estos saltos lo tiene siempre mucho más fácil el medio digital que quiere aprovechar las salidas tradicionales, porque ya tiene unos contenidos catalogados y digitalizados preparados para ser transmitidos al usuario por cualquier salida.

El papel del periodista en estos medios digitales no se limita al de mero empaquetador de contenidos. El periodista debe ser el mismo que en los medios tradicionales, con la misma sangre, las mismas estrategias, etcétera. Y sus funciones deben ser las mismas que las de cualquier periodista: trabajo de mesa, reporterismo, estrategia editorial, jefe de redacción, etcétera. Y sobre todo si logramos llegar al objetivo de que lo digital sirva también a lo analógico.

Otra barrera que rompe Internet es la del timing del flujo de información. La prensa tradicional llega al lector una vez al día, pero en la web el flujo es constante. Y toda esa información que llega a la redacción hay que organizarla, jerarquizarla y servírsela al lector. Esa es tarea de periodistas, qué duda cabe.

La formula actual en ese sentido no es la ideal. Los periodistas trabajan sobre todo para las salidas tradicionales y luego, como complemento, esos contenidos se vierten también en Internet. Pero ya se están abriendo nuevos caminos. En la Universidad de Carolina del Sur, por ejemplo, están trabajando con una organización internacional de periódicos en un modelo de redacción multicanal.

Actualmente las redacciones de los medios tradicionales fabrican informaciones para el papel o las ondas, y, en segunda instancia, mediante un proceso de intermediación que realiza un pequeña redacción, esos contenidos salen también por un formato digital. Este nuevo modelo en estudio es un paso intermedio entre el actual y aquel fallido que intentaron entre otros la CNN, y que no funcionó por la merma de calidad que supone fabricar contenidos sin tener en cuenta las características de la salida por la que van a llegar a los usuarios.
El modelo se basa en una fabrica central de información, la redacción multicanal. Los contenidos creados allí deberán salir en varias direcciones, pero pasando antes por unas redacciones intermedias, como lo son las actuales de Internet, pero mucho más variadas: para televisión, para móvil, para PDA, para radio, etcétera. Estas redacciones se encargan de adaptar los contenidos al formato del canal de salida.

Así se rentabiliza de todos los modos imaginables el trabajo de la redacción multicanal, que trabaja las 24 horas del día fabricando informaciones. Si llega una noticia de última hora, llega sólo a esta redacción central, no a tres o diez puntos diferentes, y los procesos de contraste y verificación de la información y de creación de la información no se duplican, sino que se hacen una sola vez, en esa redacción. Luego ese contenidos se dispara en todas las direcciones, adaptado a cada medio por las redacciones intermedias, que además se ocupan de catalogarlo y enriquecerlo con los materiales propios de ese canal de salida: cortes de sonido, infografías, vídeo, imágenes, etcétera.

Para llegar a este modelo es necesario que crezca el medio digital. Cuando la salida digital comience a hacerle sombra a la analógica, ya no será tan lógico que el medio tradicional tenga prioridad sobre el digital. Esto implica un proceso absolutamente traumático, porque el mundo analógico no se va a dejar engullir tan fácilmente por lo digital. Pero es que tampoco se tiene que dejar engullir: cambiará de lugar en la organización.

Los medios tradicionales dejarán de ser el núcleo central del proceso de fabricación de contenidos para convertirse en una de esas redacciones intermedias. En el caso de un diario, por ejemplo, las informaciones se procesarán en la redacción multicanal central, y luego se procesarán para su salida en papel impreso en una redacción interpuesta pensada para adaptar esos contenidos a esa salida tan específica.

El ejemplo más similar hoy por hoy es el de las agencias de noticias, que trabajan con información multicanal. Pero la clave está en los grandes grupos de comunicación que cuentan con muchos medios tradicionales. Todo sería más fácil si contarán con una sola redacción multicanal y varias redacciones interpuestas. Es en estos grandes grupos, esencialmente estadounidenses, donde se está estudiando este modelo. Pero la crisis está ralentizando e incluso congelando estos procesos de cambio, tanto en el mundo digital como en el tradicional.

Aún así, el cambio terminará por producirse. En Internet cada vez hay más usuarios, cada vez navegan más tiempo, cada vez son más exigentes y buscan el respaldo de marcas conocidas, que, por suerte o por desgracia, provienen del mundo analógico. Además, este ordenamiento de contenidos abarata los procesos de creación y las empresas cada vez ven más claro que tienen que someterse a un proceso de modernización. No sé si el modelo futuro será éste, pero desde luego no será el actual.

Este cambio es posible gracias al aterrizaje de lo digital en los medios de comunicación. Internet es un medio más y es muy probable que no sea el definitivo. Pero las herramientas de las tecnologías de la información, la digitalización de contenidos, las posibilidades de trabajo en equipo, las mejores en las comunicaciones, la profusión de nuevas salidas, todos esos avances sí conducen a un cambio general en la organización de los medios. La misma multiplicidad de medios obliga a una homogeneización de los canales de salida.

Este cambio será traumático, repito. Los periodistas somos reacios a los cambios, especialmente a los tecnológicos. Y desde luego no funcionará como una imposición de arriba abajo, sobre todo en este mundo, que es el ejército de Pancho Villa, en el que todos somos generales de nosotros mismos. Pero lo favorecerá la renovación generacional, el convencimiento cada vez más general entre los periodistas de la potencia de Internet como arma informativa, las capacidades documentales de las tecnologías de la información... Y además las propias empresas deberán favorecer un proceso de renovación profesional, capacitando a sus empleados para el uso de estas nuevas herramientas.
Todo esto no es sino el principio de un cambio muy generalizado que va a afectar a todos los medios. En los últimos tiempos todos nos hemos dormido muchos en los laureles. Alguien encontró un modelo en Internet que era rentable y el resto lo ha copiado y adaptado a sus necesidades. Así, uno de los cambios que se avecinan se producirá cuando cada uno empiece a buscar su personalidad en la Red.

Hay muchos productos similares, muchos sitios que viven de lo analógico, del respaldo que la marca tradicional otorga al producto digital... casi todos los productos digitales parecen sacados del mismo molde. Es necesario un estudio serio de lo que el usuario espera de nosotros y de lo que nosotros le podemos ofrecer. En cualquier caso, al modelo actual no le quedan más de 15 años. Aunque aún tengan que cambiar el medio, la empresa, el periodista y el lector.

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Jorge Granullaque
Gerente de contenidos de OndaCero.es


Hace unos años discutía sobre el futuro de la Red con el que ha sido mi gran maestro en estas cuestiones, Mario Tascón, y le aseguraba que Internet nunca podría sustituir a los medios tradicionales, que como juguete estaba muy bien, pero poco más. Ahora, en cambio, estoy convencido de que es un medio de comunicación nuevo, muy potente, y que aglutina los puntos fuertes de todos los medios tradicionales, al ofrecer en un mismo sitio texto, imagen, audio, vídeo, interactividad con el usuario...

Es un medio muy poderoso que debemos aprender a utilizar, pero que tampoco puede hacernos olvidar las virtudes de los medios clásicos, porque la Red, pese a englobar a todos los demás, no es sino un medio más.

Su principal característica consiste en romper las dos limitaciones de los medios de comunicación tradicionales, el tiempo y el espacio. Es tan rápido o más que la radio, llega a todas partes, y permite ofrecer un volumen de contenidos impresionante, sin límite.

Por deformación profesional siempre me ha gustado comparar Internet con la radio, porque es mi medio natural, y en el día a día trato de que lo que hago en Internet se parezca a la radio, jugando con el sonido, su ingrediente básico.
Mi obsesión pasa por buscar los sonidos de la información e incluir cortes en todas las piezas de información. Técnicamente el audio es muy sencillo y cómodo de descargar e ilustra gráficamente cualquier suceso. La palabra es el fundamento de la radio y eso es lo que trato de transmitir también en Internet, aunque en este medio haya otros elementos (imágenes, texto, etcétera) adicionales. A la hora de tratar cualquier suceso, nosotros nos volcamos especialmente en el sonido, porque es nuestro punto fuerte, nuestra base.

Evidentemente, tratamos de incluir cortes representativos, pero el núcleo de nuestro trabajo es la crónica del redactor. Los periodistas de OndaCero.es nos dedicamos a especiales y noticias de la Red, mientras que las noticias de actualidad nos las proporcionan los redactores de Onda Cero.

El redactor de Onda Cero busca la noticia, la fabrica para la radio, y luego, usando un sistema muy sencillo, la convierte y vuelca en Internet. Incluso la puede enriquecer con más textos y sonidos, porque ya no cuenta con las limitaciones temporales de la radio.

Además de dar más espacio, más margen para el lucimiento del redactor, Internet debería imponer un lenguaje diferente al de la radio, pero eso todavía no ocurre. A mí personalmente me cuesta mucho trascender del lenguaje de la radio y escribir para Internet. Pero al fin y al cabo, lo mismo pasa en el resto de medios: en la página web de un periódico, se escribe como en un periódico; en la de una agencia, se escribe con lenguaje de agencia.

Pero es indudable que existe un lenguaje nuevo acorde con el nuevo medio, pensado para un lector universal más allá de las fronteras geográficas y temporales tradicionales. Los lectores pueden estar en cualquier parte del mundo e incluso hablar otro idioma. Al final, el lenguaje depende del público, de la naturaleza de los oyentes. Siempre hay unas constantes fijas que todos conocemos (frases cortas, tiempos pasados, resúmenes directos y al grano), pero sobre todo es imprescindible ponerse en el lugar del internauta que busca informarse.

Al usuario de Internet lo que le gusta es navegar, jugar, divertirse, buscar información, estar en la Red; nadie se conecta sólo para leer las noticias. Por eso la información tiene que ser concisa, concreta, muy cercana a la concentración de la radio. Hay tantas cosas que hacer en Internet que cómo vamos a perder tiempo leyendo noticias de más de tres párrafos. Si se puede resumir la noticia en tres párrafos, mejor que en cuatro.

Internet te permite llegar a cualquier parte del mundo en cualquier momento del día. E incluso así es más barato que las retransmisiones de radio convencionales. En la Red tienes comunicación, opinión, diversión, como en el resto de medios, pero además cuentas con un nivel de interactividad extraordinario que los demás no tienen.

La Red te permite publicar información con texto, como en la prensa; con imágenes, como en la televisión y en la prensa; y con sonido, como en la radio y la televisión. Aporta más cercanía al usuario, más incluso que la radio. Y además es tremendamente más barata que los medios tradicionales, y llega a mucha más gente más fácilmente.

Los pilares de OndaCero.es son cuatro: la radio online en directo, la radio a la carta, los informativos y los productos específicos para Internet. La aportación principal de nuestro modelo es, por ahora, la radio a la carta. Cortamos los programas de radio con un sentido periodístico, por secciones, y los colgamos para que el internauta pueda encontrar lo que busca y escucharlo a la hora que quiera.

Una vez consolidados estos cuatro bloques, cuando la gente los conozca y utilice, nuestro objetivo es crear radios temáticas por Internet, siguiendo el modelo del programa que ahora hacemos sólo para y sobre la Red. La esencia es la misma que la de los canales verticales de los portales tradicionales: crear sitios con contenidos de nuevas tecnologías, economía, humor, etcétera. Con redacciones propias y con medios. ¿Hay público para estos programas? ¿Es rentable hoy por hoy? Pues aún no. Por hay que ir poco a poco y, según vayan surgiendo las oportunidades de negocio y el público necesario, ir avanzando.

Por supuesto que hay mucho por hacer. Para seguir avanzando haría falta, por ejemplo, una red de telecomunicaciones estable, potente y de calidad en nuestro país y en los vecinos. Las limitaciones técnicas son una barrera a la innovación, y, hasta que no desaparezcan, muchas de las posibilidades que podamos imaginar serán impensables. Pero habrá que seguir trabajando en esto, en hacer radio y enriquecerla con nuevos contenidos para hacer Internet.

Respecto al aspecto económico, OndaCero.es no pierde dinero gracias a la publicidad, que no se limita a los típicos banners sino que explota muchas otras líneas de negocio. Por ejemplo, metemos cuñas publicitarias en los cortes de sonidos que colgamos de Internet. El típico banner está más que muerto y a mí me gustaría que desapareciera como modo de subsistencia, porque no aporta nada.

La clave para sobrevivir y crecer pasa por buscar todas las oportunidades habidas y por haber para explotar publitariamente cualquier proyecto que desarrollemos. Y por vender contenidos, lo que hasta ahora no se ha hecho pero que se puede hacer, sobre todo en el caso de programas especializados como los de telecomunicaciones. El problema es que ahora Internet es gratuito, las condiciones de mercado no se dan aún para la venta de contenidos. Pero llegará el día en que sí se den. Y habrá que aprovecharlas.

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Fernando Jáuregui
Director de Micanoa.com


Hace años que me convencí de que el futuro pasa por la Red, de que Internet es el periodismo total, en el que caben todos los soportes (vídeo, radio, etcétera) y además es inmediato e interactivo, algo importantísimo en periodismo porque supone un nuevo giro en esta profesión.

Desde luego la llegada de Internet al periodismo no va a dejar títere con cabeza. El papel no puede rivalizar con esto y se verá en pocos años. La Red te permite incorporar la inmediatez de la agencia de prensa; la valoración, el estilismo y el look & feel de un periódico; sonido, como en la radio; imagen en movimiento, flash, un lenguaje nuevo en información que va más allá de la infografía, y vídeo, es decir, televisión.

Aún estamos en los inicios, pero todas estas posibilidades están ya aquí, y en cuestión de meses, o como mucho en un par de años o tres, todo esto será operativo. Y además permite, sin trucos, hablar con el navegante, preguntarle su opinión, tenerle cerca sin filtros ni censuras. Carece de limitaciones de espacio, lo que en periodismo es un lujo exclusivo de Internet. Por todo esto es periodismo total.

Coincide además que el lector de Internet tiene otros intereses e incluso otro perfil diferente al del de los medios tradicionales. Los lectores jóvenes compran poca prensa, pero sí leen diarios online, lo que hace pensar que los periódicos no están hoy por hoy muy en sintonía con las nuevas exigencias de esta audiencia, y que Internet, que sí llega, acabará por imponerse. Es un periodismo nuevo dirigido a una gente nueva con unas inquietudes nuevas.

Yo tengo la sensación de que los periódicos generalistas en Internet no van a funcionar, no están funcionando. Vamos a tener que especializarnos, entre otras cosas para poder llegar a tener ingresos vía contenidos. Esto quiere decir que tendremos que terminar preguntando qué quiere el lector para ofrecérselo. Todavía tenemos que aprender a encauzar todas las posibilidades de Internet para ofrecer un producto atractivo.

La mayor parte de los periódicos online son diario de papel trasladados a la Red sin más. No estamos haciendo periódicos lo suficientemente online, nuevos, revolucionarios como requeriría la situación. Y habrá que hacerlos. En este sentido, a Canoa también le falta un trecho por recorrer, pero parte con la ventaja de que carece de los anclajes y vicios del papel. Aún así, aún no hemos encontrado la fórmula, y seguimos apegados a esquemas demasiado tradicionales.

Nuestro futuro será ofrecer la información específica que interesa al lector concreto, especializándonos en cinco o seis áreas. Sí es cierto que al principio pensé que los diarios generalistas funcionarían en la Red, pero las estadísticas nos han demostrado que frente a las secciones convencionales, lo que más están funcionando son nuestras áreas propias, los servicios, las zonas más portalizadas de la web.

Es importante comprender que los servicios también son información, y que probablemente el camino vaya por ahí. Pero claro, también son lo más caro, así que habrá que terminar cobrando. Estos dos años, 2001 y 2002, son los de transición, pero creo que en 2003 el lector ya podrá tener un diario convencional gratuito minimizado, y áreas portalizadas y de servicios e información específica de pago.
En todo esto es muy importante el papel del periodista. Los medios de Internet no han apostado por los periodistas profesionales de toda la vida, sino por el lado htmlero, y creo que el futuro pasa por primar la información, pese a que todos tengamos que aprender las reglas del nuevo medio. Una redacción no se hace así como así, no es un conjunto de periodistas, tiene que tener un espíritu, y eso, como las agendas y saber a quién llamar en cada momento, sólo se lo dan los periodistas.

Noticias de agencia, una detrás de otra y mal valoradas, las puede tener cualquiera. Si los periodistas no están tocando la información, mirándola de cerca, dejan de ser periodistas; no se puede estar sentado en una mesa permanentemente porque se termina uno convirtiendo en un pez extraño dentro de un estanque. No puedes condenar a un periodista a estar sentado en una mesa transformando la información que le llega, metiendo <br>, convirtiendo en código HTML lo que saca de las agencias, porque le conviertes en un ser unidimensional. Tiene que ir a ver las cosas, a palparlas, a conocer y dejarse conocer.

Eso es ser periodista. Internet no es más que un soporte más, con sus herramientas y códigos, sí, pero la información sigue siendo la misma, y hay que verla para contarla, porque si no te portalizas y terminas dando lo mismo que todo el mundo. Esta es una profesión de contactos y desde la mesa en la redacción no se hacen.

Hasta ahora lo que ha funcionado ha sido esto, pero eso no significa que tenga que ser así. El periodismo digital ha crecido muy rápido y en un principio lo copó gente muy joven o muy sectorializada, muy técnica. Por eso no se primó en los comienzos el aspecto periodístico.

Existen limitaciones, claro, porque los nuevos medios no cuentan con una red de periodistas tan amplia como la de los tradicionales. Pero para esto está Internet, con su carácter global. La Red es una gran cooperativa de información. No existe el plagio, al menos no como se co- noce convencionalmente. Viajando por Internet viajas por el mundo, y si en la CNN hay algo que sirve, pues sirve y lo cojo.

En la Red no existen las exclusivas, todo se queda viejo al momento. Todos estamos a lo mismo, a vencer al tiempo dando la información antes que nadie y sobre todo antes de que el tiempo consuma la noticia. Yo copio a la CNN, y ella me copia a mi. Es inevitablemente una gran cooperativa de información, en la que la competencia es diferente. La velocidad a la que se lee un periódico es tremenda, y en la Red se leen todos o muchos más que en papel. Y se compara la información de otra manera. Todo va mucho más rápido.

En periodismo lo que cuenta de verdad es conocer las fuentes, descolgar un teléfono y que haya alguien al otro lado. Todo lo demás es superfluo, o cuando menos secundario. Así, es responsabilidad de todos aportar grano a esta cooperativa, y cada cual aportará su pequeño granito para diferenciarse y tener su propia información, pero teniendo siempre en mente que formamos parte de un conjunto común mayor.

En ese sentido, nosotros firmamos cada día acuerdos de colaboración con otros portales, para intercambiar contenidos y caminar hacia esta cooperativa común de información. Pero cada medio debe tener su espíritu, su ideario, su sentido del humor, sus filias y fobias, una determinada dirección que le marcará su personalidad frente al lector.

Internet es un medio activo, que compite sobre todo contra los periódicos, porque la televisión y la radio son medios pasivos. Por eso son competencia directa, los diarios y la Red. Hasta ahora ningún invento ha sustituido a otro, y nadie está abocado a la desaparición, pero sí es cierto que el periódico está llamado a tener un papel menor.

Y eso sin hablar de la estructura de costes, de las ventajas económicas de suprimir las rotativas, el papel, la distribución... En algún momento habrá que racionalizar todo esto y aunque siga, el papel tendrá que reducirse a cosas menos perecederas, más arrevistadas. La era Gutem- berg está dejando paso a otra nueva era. Y el cambio está yendo mucho más deprisa que en otras ocasiones.

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Gumersindo Lafuente
Director de Elmundo.es


El periodismo digital

Los medios digitales son aún inmaduros y muy dependientes de una tecnología en plena evolución que, además, no es uniforme para todos los receptores de la información, pero los contenidos informativos que se pueden encontrar hoy en Internet han dado un importante salto cualitativo.

El manejo de los conceptos de inmediatez y actualización permanente de la información (algo impensable en otros medios de comunicación) está dando muy buenos resultados a los medios que lo hacen de verdad. La personalización está empezando a dar sus primeros pasos. Los medios digitales son los únicos que están creciendo, y de una manera notable, en el número de lectores. Pero es verdad que no todos, sólo unos pocos, los que dan una utilidad verdadera a sus clientes frente a los medios tradicionales.

Si se mide por la respuesta de los lectores, que al fin y al cabo son los clientes y receptores de nuestra información, no parecen que vayan tan mal los medios digitales, al menos en el caso de Elmundo.es. Claro que todo es siempre mejorable y en ese sentido nos falta mucho camino por recorrer.

Durante este último año los medios digitales han comenzado a generar información propia que ha repercutido en el resto de los medios. ¿Cómo se mide esa repercusión? ¿Quién se da cuenta de que eso está pasando? ¿En qué consiste? Los primeros que lo notan son los propios periodistas, que poco a poco se convierten en usuarios de medios digitales. Allí encuentran información que enriquece su trabajo, enfoques que orientan sus propias informaciones, alertas que antes sólo tenían desde los teletipos de las agencias o en los boletines de las emisoras de radio.

Esta atención de los profesionales sería imposible de generar si no se aportase algo distinto o complementario. Nosotros, en Elmundo.es, hace mucho tiempo que dejamos de ser una mera réplica de nuestro periódico de papel para convertirnos en un medio informativo con carácter propio.

También hace mucho tiempo que dejamos de usar como única fuente informativa de nuestro servicio de noticias el teletipo de las agencias. Nuestra redacción trabaja con las herramientas periodísticas de siempre para aportar valor a la información, generar utilidad para nuestros lectores y diferencia con respecto a otros medios.

Creo que el presente y, por supuesto, el futuro del periodismo digital pasa por que la información sea útil y esté contada de una manera cada vez más fácil de consumir por parte de los lectores. En ese sentido, el control que nuestros lectores ejercen sobre el rigor y la calidad de la información es mucho más directo que en el resto de los medios tradicionales.

El periodista digital
Me niego a que se hable de periodista digital, por favor, eso no existe. Hay periodistas, buenos, malos o regulares, pero periodistas. En la redacción de elmundo.es, por fortuna, tenemos gente que antes trabajó en la radio, en agencias, en periódicos, en revistas, en televisiones… y algunos que sólo han trabajado en elmundo.es, pero todos son periodistas, a secas.

Estamos en la calle, hacemos seguimientos informativos, hacemos reportajes y entrevistas. Pero tampoco se puede pretender que un medio digital, que tiene códigos propios y una estrategia de negocio diferente, funcione como un medio tradicional. Eso sería un error.

Lo que no somos en elmundo.es es empaquetadores de contenidos. Nosotros trabajamos con información y procuramos elaborarla de tal manera que sea útil y fácil de consultar por nuestros lectores.

Las informaciones
Es normal que Internet sea aún heredero de un lenguaje textual muy próximo al de los periódicos, otra cosa sería un suicidio. ¿Qué conexiones a la red tienen nuestros lectores? ¿Cuántos podrían consultar una información más audiovisual? La evolución de la tecnología condiciona la evolución del lenguaje.

Pero también es verdad que tendrán que pasar cosas, que iremos descubriendo nuevos códigos, que no podemos conformarnos con la manera de comunicarnos con los lectores que tenemos hoy. Y sí creo que se están aportando maneras diferentes de contar algunas informaciones (las infografías interactivas están contaminando los informativos de las televisiones, por ejemplo).

Los encuentros digitales (entrevistas que los lectores hacen de una manera directa al personaje que les interesa) se han convertido en casi un nuevo género periodístico. La interactividad por sí sola está generando un plus para los lectores.

Respecto a la necesaria rapidez a la hora de dar una noticia en Internet, lo importante es siempre no engañar al lector. Si alguna vez se da una noticia equivocada hay que rectificar y explicar por qué ha sucedido. Es verdad que la velocidad en el seguimiento de una noticia nos puede llevar a cometer errores, pero eso tampoco es algo nuevo para nuestro oficio. En la radio, en los programas en directo, pasa lo mismo.

Hay que tener prudencia en el uso del lenguaje, sostener las afirmaciones en fuentes habitualmente rigurosas y citarlas… Esto ha cambiado mucho en pocos meses y para mejor. Además, muchas noticias evolucionan con el paso del tiempo, lo vemos todos los días en los periódicos de papel, que llegan a manos de sus lectores varias horas después de ser cerrados y contienen muchas noticias que en el momento de ser leídas ya han evolucionado y, en algunos casos, de una manera radical.

Los ingresos de la prensa digital
Los lectores pagarán -ya pagan- por la utilidad añadida o comodidad que se les ofrezca. No es tan raro. Y, por fortuna, la publicidad no ha desaparecido. Se ha ralentizado su crecimiento y ha desaparecido, lógicamente, de los sitios que no tienen lectores. Si crece el número de lectores y los formatos publicitarios siguen evolucionando, la publicidad crecerá igualmente. No habrá milagros, ni beneficios exponenciales, ni burbujas especulativas… afortunadamente.

El tiempo y el mercado pondrán las cosas en su sitio. De momento, en el ámbito de los medios informativos, la calidad está ligada a los nombres tradicionales y no es de pago.

En cualquier caso, sobrevivir económicamente no es el problema. Si sólo sobrevivimos no somos nada. Lo importante es hacer un producto vivo, con imaginación, con rigor y que conecte con una cantidad suficiente de lectores. Una vez consolidado eso, la publicidad y, por lo tanto los ingresos, dejarán de ser el problema.

Me interesa más la evolución de los medios que se conectan con sus lectores a través de la Red, su evolución técnica, su relación con la sociedad… Creo que empieza a haber un número muy importante de personas que usan la Red para mantenerse informados. No como un medio exclusivo, pero sí con la suficiente asiduidad como para formar parte de su vida cotidiana. Esa aceptación social y cultural del medio, que poco a poco va calando en un perfil de lectores cada vez más heterogéneo, es el verdadero motor de futuro de los medios digitales.

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Declan McCullagh
Washington bureau chief de Wired News


Son estos días oscuros para los periodistas digitales en Estados Unidos. El panorama general del periodismo online en ese país no es ni lejanamente similar al optimismo de hace un año o dos, a causa de circunstancias que van desde los despidos generalizados, la congelación de nuevas incorporaciones o las ventas de empresas, hasta las presiones políticas y legales sobre el medio.

Durante los apasionantes días del boom de las compañías puntocom, batallones de nuevos sitios web surgían y florecían con grandes esperanzas y un flujo constante de dólares invertidos en publicidad. El predecesor de mi publicación, Hotwired, fue el primer sitio que publicó banners de publicidad. En concreto, fue en octubre de 1994, para la compañía de telecomunicaciones AT&T. En ese momento parecía el sistema perfecto para lanzar miles de compañías con contenidos deportivos, de entretenimiento, financieros y, por supuesto, informativos.

Bueno, ahora sabemos que esos sueños no se han cumplido. Los índices de click-through de los banners rondan el 0,1 %, y los principales anunciantes cada vez pagan menos por colocar su publicidad en sitios web. Así, el coste derivado del propio anuncio y del ancho de banda que consume puede incluso ser superior a los beneficios económicos que reporta.
El colapso de las empresas puntocom ha significado la muerte de los sitios que dependían de los ingresos de publicidad para crecer. APBNews.com, que en su día mereció premios por la calidad de su información legal y policial, se arrastra moribunda y lleva meses sin ser actualizada. Salon, cuyas acciones llegaron a valer hasta 15 dólares, sigue perdiendo dinero y el título no sobrepasa ahora los 13 centavos de dólar. En el cuatrimestre de agosto a noviembre de 2001, Salon ganó sólo 600.000 dólares y perdió 5,6 millones. La mitad de sus beneficios vinieron de las suscripciones de pago, pero no eran suficiente. Es casi seguro que Salon no existiría si no fuera por las inyecciones de liquidez de inversores millonarios a los que les gusta la información con un enfoque de izquierdas.

AOL Time Warner ha despedido a la mayoría de los empleados de Pathfinder.com, su innovador experimento de periodismo digital creado en 1994 y en el que en su día trabaje yo. El sitio TechTV.com, generosamente financiado, parece ahora un ejercicio de futilidad.

El resto de sitios estadounidenses que se dedican a la información general en Internet están vinculados en su mayoría con los grandes medios de comunicación. MSNBC.com y Slate son productos de Microsoft; Time.com, CNN.com, y Fortune.com son publicaciones de AOL Time Warner; ABCNews.com forma parte de ABC News. Yahoo! cuenta con un excelente servicio de recopilación de noticias, dailynews.yahoo.com, pero se trata de eso, de una recopilación de artículos de agencias de noticias, periódicos y revistas, no de información original. Esto es lo que queda de las esperanzas de hace unos años de ver nacer una nueva camada de periodistas desligados de las grandes corporaciones.

Esta tendencia tiene sus excepciones. The Register, un sitio británico con una audiencia estadounidense fiel, publica informaciones interesantes sin depender de ningún gigante de la comunicación. Slashdot.org incluye reseñas literarias y cinematográficas, pero también está pensando en pasarse al sistema de suscripción. Wired News, medio para el que yo escribo, pertenece a Terra Lycos, y sigue siendo gratuito. Pero tenemos la suerte de que el coste de la publicidad en nuestro sitio sigue siendo muy alto. Aunque Wired News no es rentable hoy en día (lo fue en 2000), la marca Wired implica aún que contamos con una de los mejores índices de publicidad por lector de la Red. Nos va razonablemente bien, en comparación con otros sitios que tienen costes más altos y menores ingresos por publicidad.

Enfrentados a un mercado publicitario menguante, algunos sitios de noticias se han decantado por una forma controvertida de aumentar sus beneficios: cobrar por los enlaces. The Albuquerque Journal cobra 50 dólares por el derecho a crear un enlace a uno de sus artículos. Localbusiness.com y Latino.com son más generosos, y regalan uno de cada cinco enlaces.

Este sistema tiene tan solo un inconveniente. Ninguna ley o sentencia de un juzgado estadounidense permitiría a un sitio web demandar con éxito a una empresa para que pague por realizar un enlace a sus contenidos. La Red, al fin y al cabo, fue creada a partir de los hipervínculos, y la posibilidad de crear enlaces gratuitos permite la existencia de servicios como los motores de búsqueda. "No tienen ningún derecho a usar el sistema legal para evitar los enlaces", ha manifestado Eugene Volokh, un profesor de Derecho de la Universidad de California - Los Angeles (UCLA).

Los sitios que limitan los enlaces realizados sin su aprobación dependen de un servicio ofrecido de iCopyright.com, una startup de Renton, Washington. A cambio de una parte de los beneficios que genera cobrar por los enlaces, en principio menor al 50 %, iCopyright.com se ocupa de recaudar los pagos por los enlaces y por los permisos de publicación y de fotocopia. En diciembre de 2001, iCopyright.com afirmaba poseer los derechos sobre 3.314.000 millones de artículos, que según ellos han vendido a más de 32.000 personas o empresas.
Nadie duda del derecho legal de una publicación a cobrar por la reimpresión de sus artículos, incluso a precios substanciales. Pero el acuerdo de licencias de iCopyright, que aparece al final de los artículos de sus clientes, mantiene que la compañía tiene el derecho a conceder o denegar "el permiso para realizar un enlace HTML desde cualquier página web."

El acuerdo de licencia de iCopyright.com también restringe lo que se puede decir sobre los contenidos del artículo a enlazar. Si una empresa paga 50 dólares por un artículo del Albuquerque Journal, por ejemplo, se compromete además a no decir nada "despectivo" sobre "el autor, la publicación que ha publicado el artículo, o sobre cualquier persona relacionada con el proceso de creación del artículo o mencionada en él". Lo que significa que cualquiera que quisiera enlazar a un artículo sobre Osama bin Laden no podría hacer ningún comentario crítico sobre el hombre más buscado del planeta.

Ningún medio de comunicación estadounidense ha llevado nunca a nadie a juicio por no pagar los derechos de enlace de un artículo. Pero los estudios de Hollywood han sido mucho más combativos en este sentido.

Hace dos años ocho estudios de cine solicitaron a un juzgado federal de Nueva York que ordenara a la revista 2600 (una publicación underground de piratas informáticos que data de los años 80) retirar sus enlaces a un programa de desencriptado de DVDs. "[Eric Corley, el editor de 2600,] está transportando electrónicamente a sus lectores a un lugar determinado con el fin de permitirles la copia ilegal de DVDs. Este comportamiento es análogo al de conducir a un ladrón a una casa para que la robe", declaró Jack Valenti, presidente de Motion Picture Association of America (MPAA). La respuesta del abogado de 2600 fue que multitud de sitios -incluidos CNN.com, The San Jose Mercury News, Wired News y ZDNet- enlazaban también a este programa de desencriptado.
2600 perdió la batalla. En agosto de 2000 el juez federal de Nueva York Lewis Kaplan ordenó a la revista borrar de su sitio web todos los enlaces a la herramienta de desencriptado DeCSS. Esta decisión puede crear problemas legales a los periodistas de sitios como Wired News, Slashdot o news.com que hayan incluido enlaces a DeCSS en sus artículos como parte de la cobertura informativa del juicio. "Creo que el juez Kaplan no es capaz de distinguir su cabeza de su culo", ha declarado Adrian Bacon, propietario de Linux News Online. "Ilegalizar un sitio porque tiene un enlace a un sitio con DeCSS es un error puro y duro".

Por su parte, Paul McMasters, el ombudsman de Freedom Forum's First Amendment, ha dicho: "Ya es bastante malo que la decisión del juez recorte el carácter expresivo del programa DeCSS. Pero es que además va mucho más allá al amenazar la libertad para crear un enlace a la herramienta de aquellos que escriben sobre ella. Esto coloca la sentencia en la línea de los últimos intentos legislativos de restringir la libertad de expresión".

La demanda contra 2600 es además la primera en poner a prueba el alcance de la Digital Millennium Copyright Act, una ley aprobada por el Congreso a petición de la industria del entretenimiento. Entre otras cosas, la DMCA restringe la distribución de programas que puedan violar la protección de los derechos de autor. El juez Kaplan decidió que DeCSS era una herramienta creada para burlar estos derechos, de forma que incluso los enlaces que llevarán a ella eran ilegales. 2600 se limitó a eliminar sus enlaces a copias de DeCSS, pero dejaron las direcciones intactas, de forma que los lectores sólo tuvieran que copiarlas y pegarlas en el navegador. Hace poco, un tribunal de apelación dio su respaldo a la decisión de Kaplan, pero 2600 ha elevado el caso al Tribunal Supremo.

Menos conocida, pero igual de ilustrativa sobre los abusos cometidos en nombre de los derechos de autor, es la demanda presentada por un miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días contra un sitio que criticaba la religión mormona. Una jueza federal de Utah ordenó al sitio en diciembre de 1999 que retirase sus enlaces a un libro de la iglesia protegido por derechos de autor. La jueza Tena Campbell explicó que los enlaces constituían una infracción de estos derechos, y el sitio web tuvo que "eliminar las direcciones de sitios web que el acusado sepa o tenga motivos para creer que infrinjan estos derechos".

La Cámara de Representantes estadounidense debatió largo y tendido un proyecto de ley que nunca llegó a convertirse en ley, la Methamphe-tamine Anti-Proliferation Act. En una de sus versiones, esta ley convertía en crimen que cualquier estadounidense, periodistas incluidos, realizaran a sabiendas un enlace a sitios web sobre droga.

Enlazar se está convirtiendo en una tarea peligrosa, como he tenido la oportunidad de comprobar yo mismo en persona. En marzo de 2000 escribí un artículo titulado "Lo que Cyber Patrol no quiere que veas", sobre un programa que muestra la irrisoria lista negra de sitios web en la que se basa Cyber Patrol, un programa del fabricante de juguetes Mattel para bloquear contenidos. Cyber Patrol no sólo bloquea el acceso a sitios pornográficos: las organizaciones de estudiantes de la Universidad Carnegie Mellon, y foros como alt.journalism, soc.feminism, e, inexplicablemente, fj.rec.food, también son bloqueados. En mi artículo incluí un enlace al programa que mostraba la lista negra, y rápidamente descubrí que a Mattel no le gusta que la critiquen. Recibí una copia de una orden de restricción temporal y una citación judicial de Mattel explicándome que había violado las leyes estadounidenses de derechos de autor. Gracias a un acuerdo extrajudicial, el tribunal no tuvo la oportunidad de decidir los límites legales en esta materia.

Los periodistas nunca han tenido motivos para preocuparse por las leyes que protegen los derechos de autor. Normalmente las hemos apoyado, porque permiten que se nos pague por nuestro trabajo. Pero hoy en día los protectores de los derechos de propiedad intelectual han ido demasiado lejos y han empezado a interferir con la libertad de expresión. Es verdad que la Constitución estadounidense otorga al Congreso la potestad para defender los derechos de autor, pero sólo para propósitos sociales: "Para promover el progreso de la ciencia y las artes, asegurando por un tiempo limitado que los autores e inventores cuenten con derechos exclusivos sobre sus obras y descubrimientos". Ninguna interpretación razonable de este principio permite inferir que la ley de derechos de autor puede ser usada para asfixiar el debate público.

No es complicado dilucidar por qué debe ser posible realizar enlaces libremente sin tener que comparecer ante un juez. Sin este escudo, buscadores como Yahoo! Sólo podrían ofrecer una sopa de sitios banales y carentes de cualquier interés. Las conversaciones libres y desinhibidas de los chats, las listas de correo y los foros quedarían amordazadas. La cobertura informativa independiente se vería castrada.

Esta cuestión es de especial relevancia para los periodistas digitales, que dependemos mucho más de los enlaces que el resto de la profesión. Todos los días cubrimos temas controvertidos sobre supuestas violaciones de los derechos de autor, sobre contenidos sexualmente explícitos, sobre parodias ofensivas, y cada día suministramos a los lectores los enlaces necesarios para que se formen su propia opinión sobre el tema. ¿Tengo derecho a incluir un enlace a una copia del código fuente de Kerberos, una herramienta de Microsoft, sin arriesgarme a que la empresa me demande, como una vez amenazó con hacer? Tener que pedir a nuestros jefes que tomen una decisión legal tan arriesgada con cada enlace que pretendamos incluir es, sencillamente, renunciar a suministrar cualquier enlace mínimamente controvertido.

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María José Navarro
La Mañana, Cadena Cope


Siempre he sido muy escéptica respecto al mundo digital; he creído que nada podría sustituir al medio que adoro, la radio. Pero no me había dado cuenta de que ambos medios son complementarios y se necesitan mutuamente. Son diferentes, cada uno tiene su propio lenguaje, pero se apoyan para llegar allá donde el otro no puede.

La radio es maravillosa, es inmediata, muy fresca, pero pasa, parece que nada queda, que las palabras se las lleva el viento. El periodismo digital permite que eso que es la radio, tan etéreo, permanezca.

Además, la radio, sobre todo la convencional, se enfrenta al problema de que difícilmente es capaz de captar al público joven, que como mucho se queda en la radiofórmula. Pues bien, gracias al periodismo digital ahora tenemos la oportunidad de llegar a ese público.

Las herramientas digitales ayudan a acercar al oyente, al traer su input a la redacción en tiempo real a través de los chats y el resto de formas de participación. Así sabes si un tema interesa, si se hace largo y aburrido, si levanta polémica, etcétera. Y a la gente joven, que es muy participativa, muy guerrera, muy vehemente, muy beligerante, esto le pone encima de la mesa un nuevo atractivo para engancharse a la radio.

La radio es algo en principio opuesto al periodismo digital. Éste incita fundamentalmente a la lectura, a fijar la vista en una pantalla prestando atención; mientras que la radio te acompaña allá donde vayas, no requiere de tu atención plena. Son lenguajes muy distintos y yo aún tengo problemas para verlos a la par, pero es más una inercia romática que otra cosa.

Mi experiencia personal es muy ilustrativa. La Mañana tenía una página web muy estática. Un día decidí que así no podíamos seguir y propuse cambiarla. Eso sí, sin tener ni idea de nada. Me parecía interesante hacerlo, sobre todo en esta casa, que tiene un problema de imagen con la audiencia joven. Frente a otras emisoras, con un mensaje más fácil, mas digerible, más recurrente, incluso más zafio, las pautas de nuestra radio no la convierten en especialmente atractiva a priori para los primeros oyentes jóvenes. A mi me pareció que crear una página web atractiva podía ser una forma de atraer a esta audiencia al programa.

Me seduce la inmediatez, la rapidez de Internet, que la convierten en casi una evolución natural de la radio. Así que, sin saber nada, comencé a montar la página. Antes, un grupo de oyentes de la COPE me habían hecho una página sin yo pedirlo. Cuando me lo contaron, me pareció un acto de generosidad absoluto y a través de esta iniciativa contacté con otros oyentes, y me sedujo poder charlar con ellos en los chats y foros hasta el punto de que creamos un grupo de amigos.

Lo natural fue entonces trasladar todo esto a una página oficial de La Mañana. En ella yo quería tener información, pero la información del programa. Páginas de noticias hay muchas, pero yo quería incluir nuestra información, la que Luis Herrero da, noticias pasadas por su filtro, por su prisma. El programa proporciona información adicional a la actualidad, la enriquece, y eso es lo que quería trasladar a la Red.

Además quería mucha interactividad, algo que aún no he conseguido. Estamos en proceso de crear otra página, con más medios, independiente de la home de la COPE, y en ella esperamos aumentar la interactividad. Queremos incluir una cámara web que muestre lo que ocurre en la redacción, chats diarios, un foro muy libre y rápido, tipo chat, con mucha participación nuestra...

Es vital que los miembros del equipo participemos. Lo descubrí durante mi paso por la tarde; la gente alucinaba cuando me metía a responderles y eso aumentaba su fidelidad, su lealtad al programa, algo que nos hace mucha falta en la radio. La gente valora esta participación muy positivamente. Así que trataremos de mantener un turno de 24 horas al día con periodistas que participen en estos foros y contesten a las dudas de los oyentes.

Por la mañana pondremos el énfasis en los contenidos informativos, mientras que por la tarde potenciaremos los foros y chats. Así alargaremos el programa 24 horas. Además, para participar pediremos que los oyentes se registren, de forma que contemos con sus correos electrónicos y, en último caso, podamos contestarles al correo. Nadie quedará sin respuesta. Nuestra intención es fundar una comunidad virtual de oyentes.

En general las páginas de las radios españolas que hay ahora en Internet son muy estáticas. Da la sensación de que las grandes cadenas todavía no se creen que Internet sea algo complementario a la radio, y están en precario trabajando para esas páginas. No hay redacciones específicas, sino que la Red se contempla como algo adicional a las ondas, que es lo principal. Les falta más actualización, o por lo menos un cambio más constante en la redacción de las noticias, para que el oyente no escuche o lea lo mismo siempre, aunque los hechos sean más o menos parecidos.

Hay que mimar a los oyentes. Internet nos permite llegar a gente de todo el mundo, tiene un alcance más amplio que la radio. En cualquier parte del planeta puedes tener un oyente que te sigue, pero no sólo eso, sino que además este oyente te puede contar lo que está sucediendo en ese lugar. Casi lo puedes usar como corresponsal, convertirlo en periodista. Si tienes un español localizado que vive en la ciudad de Oriente Próximo donde ha habido un atentado, por qué no llamarle y preguntarle qué ve. Todo esto lo podemos lograr a través de esa comunidad de oyentes que aspiramos a crear.

En ese sentido, el formato del foro, del chat, es perfecto para este propósito, porque el oyente se encuentra en igualdad de condiciones con el periodista. La radio es maravillosa, pero mucha gente sólo está dispuesta a participar en ella si no tiene que poner su voz. Así que al colaborar escribiendo, el periodista se pone al mismo nivel que estos oyentes y les anima a entrar en el juego.

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José Manuel Nieves
Director de Abc.es


Los medios de Internet
Es necesario cambiar la forma de leer periódicos en Internet. No se debe ir a una edición digital como se va a un diario impreso. Hay que tener en cuenta que en la Red el periódico está en movimiento permanente y que no basta con verlo una vez al día si se quiere estar bien informado. Hoy, con las líneas de alta velocidad revolucionando los accesos y las tarifas planas más asequibles que nunca, cada vez son más los ordenadores permanentemente conectados a la Red.

ABC, consciente de ello, ha creado una pequeña ventana de Ultima Hora, que no molesta al lector mientras hace otras cosas, que se actualiza sola y que incluye automáticamente todo lo que ha publicado abc.es en los últimos 90 minutos. Basta con echar un vistazo de vez en cuando a esa ventanita para estar al tanto de lo más reciente.

La información está viva y cambia. Y el tiempo real va dando distintos cortes, diferentes instantáneas de ese hecho mientras está sucediendo. Solo después, a toro pasado, el periódico podrá, con todos los hechos en la mano, valorar el todo y emitir un diagnóstico más o menos acertado. Mientras, el periódico compite en el terreno de la agencia de noticias, de la radio o la TV en directo.

La portalización de los grandes diarios es la consecuencia inmediata al intento de volcar los contenidos del papel a la Red. Un periódico, en su número limitado de páginas, trata todos los temas posibles, desde cine a política, desde sucesos a economía, desde deportes a literatura… En Internet, cada una de las secciones escritas de un diario es susceptible de convertirse en todo un portal vertical o especializado. Los periódicos tienen la vocación de ser portales generalistas, en el sentido de una suma de portales especializados, a modo de secciones, pero con la amplitud que permite la Red.

Evidentemente, para conseguirlo haría falta una plantilla astronómica, y ese es uno de los motivos del fracaso de las ediciones digitales, salvadas, por el momento, por la Última hora, la información en tiempo real. No son muchos, pero algunos diarios se han dado cuenta de esta situación y han actuado en consecuencia, reforzando la Última Hora y limitando las demás áreas a aquellas que se pueden atender directamente por las redacciones digitales.

Si tenemos medios tecnológicamente preparados, capaces de integrar multimedia, de relacionar bases de datos, de permitir la interactividad con los lectores y de publicarse con sólo apretar un botón, ya solo falta saber qué es lo que van a publicar esos medios. Creo que los contenidos de una web de información deben ser de una gran calidad, deben incluir análisis y ofrecer al lector la oportunidad de profundizar en el tema hasta el punto que él desee.

Creo que la creación de contenidos con valor añadido, exclusivos y de calidad ha sido SIEMPRE el camino en Internet. Lo que sucede es que las dos borracheras previas (la tecnológica y la económica) no dejaron a muchos darse cuenta de que lo principal eran, son y serán los contenidos.

Internet funciona como un inmenso y profundo desfiladero, donde un solo grito provoca un eco interminable, que rebota de pared en pared (de web en web) adquiriendo, incluso, nuevos matices. Todo lo que circula en las webs informativas es información, aunque no la haya generado el medio que la está publicando.

A la hora de la verdad, a nadie le importa si lo que está escuchando es el grito original o el eco del mismo. Lo importante es que la información fluye, corre, pasa de mano en mano y se difunde. Afinar los instrumentos necesarios para que el proceso pueda controlarse de alguna manera es harina de otro costal.

El número de lectores de diarios se ha estancado en los últimos años, e incluso ha comenzado una lenta pero inexorable curva descendente. Al contrario de las ediciones digitales, cuyo número de lectores se duplica cada pocos meses. Lo cual significa que, cada vez más, la información se busca más en la Red y menos en el papel.

Tal y como yo lo veo, el diario en papel terminará, a medio plazo, convirtiéndose en una guía impresa de los contenidos que ese mismo medio está ofreciendo en Internet. Una especie de resumen de lo más importante, una selección de lo más destacado. Un apunte de lo que se podrá encontrar en la Red. Última Hora, claro que sí, pero también reportajes y análisis.

El periodista digital
En un principio, el modelo de periodista digital fue el de un periodista multimedia, bueno y caro, pero la realidad de Internet, la crisis económica y el fracaso del modelo financiero basado en la Red han inclinado la balanza hacia el empaquetador de contenidos barato. Aún así, espero que sea una etapa pasajera, porque si no nunca se le podrá sacar a Internet el partido que realmente tiene.

La única manera de que el redactor de la edición digital pueda salir a la calle es que la edición digital cuente con el número de personas suficiente para poder hacerlo. Y eso no parece estar demasiado cerca…
Si una edición digital tiene, por ejemplo, tres redactores dedicados a deportes (en papel hay quince) y uno se va a una entrevista y un segundo a cubrir un partido, la sección deportiva de ese día sólo tendrá dos noticias, y nada más. En Internet, esos tres redactores deben estar pendientes de toda la actualidad deportiva al mismo tiempo.

¿Cómo pueden fijarse en un solo partido de fútbol si tienen que publicar, en tiempo real, todos los resultados de la jornada, estar pendientes del torneo de baloncesto que se juega al mismo tiempo, de los resultados de la etapa correspondiente del mundial de rallies y, de paso, de la final del campeonato mundial de vela que se disputa en Sydney?

La alternativa entre redacciones integradas o diferenciadas (una digital y otra convencional) sigue por desgracia sin resolver. En la actualidad no hay una única manera de hacer las cosas. Las empresas periodísticas exploran el terreno, unas hacia un lado, otras hacia el opuesto. Existen redacciones (Chicago Tribune) en las que los periodistas hacen papel, Internet, radio y tv y otras en las que las redacciones están completamente separadas.

Personalmente, creo que la solución estriba en crear un único y potente núcleo de redactores, capaz de generar información, buena información, y que la empresa periodística habilite otros departamentos auxiliares a la Redacción para hacer que esa información, única, se adapte a los diferentes medios de difusión con que cuenta la empresa (Internet, papel, radio, tv, móviles, ordenadores de mano…).

El periodista tiene que conseguir la información y llevarla a la Redacción. Otros profesionales deben de encargarse de dar a esa información el formato adecuado a cada uno de los medios de difusión con que cuenta la empresa.


Las informaciones en Internet
En la Red, lo más importante es la estructura que se esté dando a la información. En un periódico, esa estructura es lineal, de principio a fin, un rollo de texto que empieza, se desarrolla y termina. Hay que romper ese texto en Internet, y convertirlo en un puzzle, pero de mil soluciones posibles.

Hay que romperse la cabeza y conseguir que cada pantalla lleve a otras relacionadas, pero no en un camino único y marcado, sino libre y a la medida de los intereses del que lee.

Dos personas que dedican su tiempo a una información no tienen, necesariamente, que leer los mismos textos, sino que, partiendo de un resumen común, pueden haber optado por uno u otro de los caminos que esa información ofrece.

El concepto no ha calado aún en las redacciones convencionales, ni siquiera en la mayoría de las redacciones digitales, pero intuyo que el modelo informativo que finalmente triunfe deberá parecerse bastante a lo que propongo.

El objetivo a lograr es, en los 30 segundos que un navegante medio dedica a leer un artículo, conseguir que pinche en un enlace y dedique otros 30 segundos a la pantalla siguiente, y después otros 30… Hay que irle conquistando pantalla a pantalla, y eso no se puede hacer con un texto de 15.000 caracteres, aunque esté dividido en muchas pantallas diferentes. Hay que romper la estructura de ese texto y reconstruirlo de otra manera diferente.

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Inmaculada Rico
Redactora jefe de iWorld


iWorld nació como un suplemento de las revistas de informática PCWorld y MacWorld en 1996 y se independizó como revista dos años después, pensada como guía práctica para los navegantes de Internet. El mercado ha ido cambiando al hilo de la realidad y cada vez hemos potenciado más el análisis y las tendencias frente a la información puntual. Desde el principio supimos que la edición en papel debía tener su reflejo en Internet y en un inicio este proceso se hizo mediante el volcado de contenidos de un medio a otro si más. Pero este sistema se modificó ya en 1998, de forma que ambos medios se convirtieron en soportes de información diferente pero complementaria. El trabajo en web necesita de la máxima actualización, de noticias diarias y de un planteamiento de servicios que exijan la participación del usuario.

Los contenidos de la revista de papel y de la edición impresa los crean los mismos redactores. En la edición impresa la actualidad se convierte en análisis y estudio de tendencias, mientras que el día a día va obteniendo su reflejo en artículos puntuales en la Red. Por ejemplo, si se realizan tres adquisiciones o fusiones empresariales a lo largo de un mismo mes, en el web aparecerán como noticias independientes en las que se ofrece la información pertinente; sin embargo, en papel se tratará de hacer un análisis sobre lo que éstas han supuesto para el mercado de Internet, las consecuencias que tendrán y el futuro de las mismas.
El concepto es diferente, es el contraste entre el flash y la visión global. Además, el lector pide algo diferente en cada sitio; suele ser el mismo lector, aunque sabemos debido a los numerosos e-mails que recibimos que nos leen muchas personas desde Latinoamérica a las que no les llega la revista en papel periódicamente y sin retraso.
Por tanto, mayoritariamente es un mismo lector, nuestros suscriptores y lectores y los lectores de otras revistas de nuestro grupo de comunicación, pero con necesidades diferentes.

Las características de nuestro medio, su cadencia de publicación mensual, permiten integrar fácilmente la redacción digital y la de papel. Pero con un ritmo de actualización mayor sería necesario duplicar las plantillas, contar con periodistas rápidos que creen textos cortos e introduzcan mucho valor añadido en forma de multimedia, frente a otros que desarrollen la noticia con más calma, analizando todos los aspectos y ofreciendo una imagen global.

La idea de un periodista multimedia que haga todas estas funciones es absurda; hay un límite de capacidad y de trabajo realizable en un intervalo de tiempo y publicar en la Red precisa de más velocidad de la que este modelo proporciona. Ante un mismo evento un periodista digital tendría que tomar notas rápidas y poder volcarlas en la Red directamente, quizá captar un par de fotos o una secuencia de vídeo digital, mientras que el periodista de papel tiene que centrarse en los detalles, en el análisis, en hablar con todas las fuentes de información, en explicar el background. El problema de esta realidad de duplicidad de las redacciones son, evidentemente, los fuertes motivos económicos en contra por parte de las propias empresas editoriales, desde donde se considera este coste innecesario.

El medio digital tiene un enorme potencial y por ahora se está aprovechando bastante bien. Ofrece muchas formas de información y permite al lector elegir la que más le interesa, de una forma mucho más interactiva y participativa que otros medios. Aún así queda mucho por andar, esto es sólo el principio de algo que formará parte de nuestra vida y que por ahora está sólo en una versión reducida. Es necesario alcanzar más masa de público para que se potencien nuevos desarrollos, mejoras en los servicios, mayor inversión. Para todo eso hace falta más público.

Evidentemente hay más problemas. Los modelos de negocio en un principio fueron equivocados y eso ha desembocado en un miedo irracional a invertir; pero sobre todo es necesario que haya una masa crítica que haga rentable cualquier esfuerzo. Internet no ha llegado aún a todas las capas de la sociedad como la televisión. En preciso que el público se acostumbre al nuevo medio, que las conexiones mejoren y se pueda alcanzar la masa crítica, es decir, que haya gente suficiente como para que el reducido porcentaje de este público que pagará por los contenidos pueda mantener económicamente un sitio web.

Por otra parte, la publicidad en Internet hoy en día no está en sus mejores momentos. No dudo de que en el futuro funcionará, pero actualmente hay casi un 69 % de empresas que ni siquiera saben que es posible anunciarse en Internet. Eso, evidentemente, impide desarrollar cualquier modelo de negocio viable basado en estos ingresos. Pero es que, además, el usuario se ha habituado al todo gratis y este lastre es muy difícil de subsanar, porque el navegante no se puede acostumbrar de un día para otro a pagar por todo lo que antes era gratis y que además sigue siéndolo en otras partes de la Red.

Yo creo, desde el punto de vista de empresa informativa, que hay que pagar por la información. La publicidad llegará a madurar y se llegará a considerar Internet como un medio rentable para el anunciante. Por otra parte, el usuario no pagará por servicios básicos, pero sí por otros de valor añadido que le enganchen. Pero para eso hace falta que no encuentre gratis en otra parte lo que tú le estás ofreciendo, tanto por una autorregulación del mercado, como por el hallazgo de nichos de negocio exclusivos. Quizá sea necesario incluso renunciar al 95 % de la audiencia a favor de un 5 % que pague. Yo no lo haría, pero soy periodista y no soy yo quien toma esas decisiones. Y el empresario sí está dispuesta a hacerlo.

Un matiz nuevo de la venta de contenidos es que, además, en cierto modo puede ayudar a prestigiar el medio. En Internet, hoy por hoy la abundancia de sitios hace imposible muchas veces distinguir el grano de la paja, de forma que sólo aquellos que cuentan con una edición en papel o en ladrillo disponen de la ventaja inicial del respeto del lector, tanto a nivel de credibilidad (El País, El Mundo) como de confianza (El Corte Inglés).

El resto tiene que ganárselo, que no es fácil. Salir en papel ya es en cierto modo un proceso de discriminación y evolución en el que sólo sobreviven los mejores, mientras que en Internet, aunque precisamente en esto radica uno de sus valores, cualquiera puede publicar, verdades o mentiras.

Construirse una buena reputación en Internet no es fácil. Primero tienes que convencer a la gente de que entre en tu sitio cada día, para luego, con el uso y el buen trabajo, obtener esa credibilidad. Es triste, pero el cobro por contenidos puede ayudar a discriminar los sitios válidos, aquellos a los que el usuario está dispuesto a mantener de su bolsillo, y el resto, que si este modelo de negocio se impone correrá el peligro de desaparecer.

¿Cómo convecer a la gente, cómo labrarse esa buena reputación? Pues volviendo a los conceptos básicos del periodismo, contrastando, investigando, buscando la noticia. Olvidándose por un momento de la rapidez como credo y centrándose en hacer un buen periodismo que no se base sólo en las agencias de noticias o en noticias que corren por la Red, que acuda a las fuentes originales de la noticia.
En el futuro el periodismo digital ofrecerá al lector toda la información disponible en la pantalla, para que pueda elegir y buscar lo que le interesa. El usuario tendrá que pagar por muchos contenidos, no por los básicos pero sí por los realmente valiosos, es decir, los que le aporten valor añadido y sean de calidad. Las noticias se contarán al momento de haber ocurrido, como ahora, aunque probablemente sigan basadas, en un principio, en información de agencia de noticias hasta que las empresas informativas opten por invertir en la duplicidad de redacciones, o al menos en la ampliación de plantillas para que un mismo redactor pueda hacer varias versiones de una misma noticia.

El lector recibirá un flujo de información constante, desligado del yugo de las ediciones y de la imprenta, información proporcionada por periodistas especializados en Internet. Será, eso sí, información muy básica. Si se desea algo más de profundidad, tendrá que pagar.

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Jesús María Santos
Subdirector de Informativos Tele5


Informativostelecinco.com se puso en marcha con un ideario de buenas intenciones. Lo expusimos públicamente: "Apostamos por un canal de información de 24 horas al día y de comunicación con el espectador-usuario. Permanentemente actualizado, capaz de aprovechar los recursos generados por la Redacción Digital de Informativos Telecinco y de producir otros nuevos. Un multimedia: texto, imagen, audio, gráficos… En primer lugar, con contenido. Luego, claro y sencillo; interactivo y adaptable a los intereses de cada usuario.

"Noticias con texto, fotos, vídeos, documentación complementaria. Acceso por secciones y comunidades. Todas las ediciones de los informativos de la cadena y las noticias en directo cuyas imágenes podíamos trasladar a la Red. Los programas de la última semana, disponibles en cualquier momento. Y además, encuestas, foros de debate y un taller de periodistas y el periódico de los internautas, donde invitamos a los usuarios a ejercer de periodistas y donde constatamos la competencia que nos aguarda".

A partir de ahí pusimos en marcha el proceso de personalización de la información para que el usuario recibiera lo que más le interesara o las noticias seleccionadas para él por el periodista de su agrado. Cuidamos las sugerencias para el ocio, el deporte, la información económica, la relacionada con la salud o la ciencia y la tecnología. Y abordamos las primeras páginas especiales. Luego llegaron otras muchas. Introdujimos secciones como El tema de la semana en la que buscábamos la complejidad que los medios con frecuencia rehuyen y que la Red facilita. En definitiva, un auténtico portal especializado en información. En realidad, más de quinientas páginas en permanente actualización.

El objetivo parecía cumplido, aunque en aquel momento ya parecía evidente que debíamos volver a empezar, porque el bagaje adquirido invitaba a replantearnos casi todo. Y lo haríamos a sabiendas de que muy pronto habría que revisar el nuevo planteamiento e incluso reconocer la estupidez de nuestros pensamientos de ayer. En este mundo balbuciente cualquier certeza inmutable está condenada al ridículo.

Estas reflexiones las planteé 3 en el II Congreso de Periodismo Digital de Huesca, a inicios de 2001, explicando nuestro concepto web. El sitio de Informativos Telecinco estaba pensado como un medio diferente y no como una transposición exacta de lo que hacíamos en televisión. Tratábamos de dar acceso a las informaciones interesantes que pudiera contener un periódico con la perspectiva de Informativos Telecinco, con los criterios editoriales de esta redacción pero sin reducir los contenidos a los ya emitidos a través de la televisión.

Además, pusimos especial énfasis en los aspectos que considerábamos más interesantes para los navegantes: las noticias sobre la Red, la cultura, los deportes, etcétera. Tratamos de estimular a la redacción para que buscara otras actividades, formatos y contenidos distintos a los que asumía a diario, abriendo nuevas posibilidades a estos periodistas. En resumen, buscábamos crear un medio específico para la Red.

'Así es el siglo, así es la Red, así nos va...' , pensábamos y así lo expuse en la conferencia ya referida. Pero, a lo que se ve, no pensábamos lo suficiente. El anunciado esplendor de los tiempos digitales resultó efímero y fugaz. Los analistas financieros observaron la evolución de la cuenta de resultados y llegó un reajuste para preparar el futuro aún a costa de volver al pasado. Esa era otra manera de mirar hacia delante: más profesional, más empresarial, más perspicaz.

O sea, que, pese al reconocimiento del trabajo realizado y el servicio ofrecido por parte de la empresa, hubo que acatar el implacable criterio de una evidencia: el proyecto, desde un punto de vista estrictamente económico, no resultaba rentable. Se redujeron las páginas, los medios, la oferta, a la espera de un replanteamiento estratégico de más largo plazo. Ajuste duro, sí, en aras de un proyecto general que la empresa consideraba prioritario.

La lógica económica choca a veces con los intereses profesionales. Y por supuesto con las ilusiones. ¿Qué ha pasado? Algo que pertenece a la realidad actual de los medios. La situación económica nos amenaza y nos aturde. El diagnóstico parece común y sobre la terapia a seguir tan sólo se discuten las dosis. Dosis de cirugía. A estas alturas de la enfermedad, según la lógica económica imperante, lo que no resulta rentable debe ser extirpado para salvar al paciente.

¿Qué ha fallado? Exceso de ingenuidad, de confianza en el nuevo soporte tecnológico, frente a la implacable lógica del sistema, incluido el de los propios medios: la lógica de la rentabilidad, de los análisis de costos por cada área de negocio, y en tiempos de crisis, la lógica del corto plazo. En sentido estricto, todos los medios en la Red resultan deficitarios; sin excepción. Pero mientras que algunas empresas aguantan el tirón bajo la consideración o la excusa de que los proyectos digitales constituyen una inversión a medio o largo plazo, otras piensan que en épocas difíciles, de restricciones, sólo se podrán reactivar los mejores proyectos si, cuando escampe, si se ha conseguido sobrevivir al temporal. Sólo unas pocas ponen freno a la doctrina oficial del catón económico para reconocer en el conjunto de su negocio el valor -incluso económico- de sus iniciativas online, pese a las dificultades para cuantificar esa cuenta de resultados.

La ingenuidad nos hizo creer en la publicidad como fuente de ingresos. En nuestro caso conseguimos la mayor ocupación publicitaria de la página de Telecinco y del portal en el que ésta se encontraba, superior al 28%. Pero produce vergüenza cuantificar el importe. Del ajuste no se escapó casi nadie y los recortes aumentaron de manera proporcional a los costes. La redacción contaba con 15 personas. Los ingresos no aseguraban ni siquiera el desayuno. Nos merendaron.

Perdida la fe en la publicidad, quedaba el cobro por contenidos. Pero eso requiere una demanda, un mercado y una oferta específica y compleja. Es decir, The Wall Street Journal. Nosotros no éramos ésa.

Los esfuerzos se dirigen ahora a encontrar modelos válidos para unos medios de comunicación específicos de Internet. Los actuales medios online deben evolucionar, porque aún se produce una evidente y excesiva trasposición de los medios convencionales a la Red. Está bien, sirven, pero tendrán que cambiar e irán cambiando. Nos tendremos que adaptar. Y además, encontrar la manera de hacer todo esto rentable.

Mientras que hasta hace poco -el año pasado, en el Congreso de Huesca, por ejemplo- un sector mayoritario se mostraba reacio a cobrar por los contenidos, en este momento esa posibilidad parece cada vez más próxima. Pero sólo se podrá cobrar por un servicio específico, original, que interese a la gente, que satisfaga unas necesidades que no pueda resolver de otro modo más satisfactorio.

Cuando retransmitimos el desarrollo de la Comisión Gescartera en el Congreso, un día se produjo un fallo de la señal y tardamos una hora en salir a la Red. En ese tiempo recibimos varios correos electrónicos de gente que se quejaba y de algunos que afirmaban estar dispuestos a pagar por el servicio porque comprendían que requería un esfuerzo y un coste.
Las empresas demandan a los profesionales que busquemos medios, actividades, capaces de generar valor. En ese sentido barajamos la posibilidad de retransmitir eventos de interés para públicos específicos, porque el futuro no pasa por la generalidad sino encontrar audiencias muy segmentadas, minoritarias, pequeñas pero ciertas, seguras. Por ejemplo, ofrecer en directo conferencias o congresos muy especializados, científicos, siempre teniendo claro que nuestra especificidad -un medio que procede de una cadena de televisión-pasaba por la imagen, el audiovisual, con voluntad de multimedia.

También acometimos experiencias que permitieran personalizar la información desde el punto de vista deseado por el espectador. En las últimas elecciones vascas, ofrecimos simultáneamente la actividad en cada uno de los principales partidos contendientes, a través de nuestras cámaras y corresponsales en cada una de las sedes. O sea, aprovechar al máximo los recursos disponibles para no encarecer la producción.

Fueron experiencias interesantes, pero la tozudez de los resultados económicos resultó aún más incuestionable. Los únicos costes eran personales, los sueldos de la redacción, y técnicos, el ancho de banda para estas transmisiones. Costes bajos, si se quiere, pero ciertos y fijos; los ingresos, también: próximos a cero. Podíamos ajustar aún más los gastos, mas en detrimento de la calidad del servicio.

A medio plazo, tal vez, quepan muchas posibilidades. Por el momento me parece importante conseguir la credibilidad y el interés de una audiencia a través de una oferta de calidad. Éste es aún el planteamiento vigente en la mayoría de los medios. Me tempo que sólo a partir de ahí surgirá un tiempo en el que quepa plantearse el pago por consumo.

En cualquier caso estamos en una carrera de largo recorrido en la que hay que aguantar. Por eso quisimos resistir, pero no nos quedó más remedio que entender o al menos aceptar las razones empresariales. Así está organizado este tinglado. Aún más, nos resultan sospechosas las financiaciones extrañas a los intereses empresariales. Nos hubiera gustado una apuesta de más largo plazo, pero las longitudes en este ámbito carecen de una regla idéntica para quienes gestionan y quienes producen.

La euforia de los años pasados se ha evaporado y estas cuestiones económicas han cobrado un peso decisivo. Los medios se replantean la razón de ser de su presencia en Internet y lo que están dispuestas a poner en juego. El ambiente es pesimista y se traduce en la precariedad de las redacciones. Pero, al mismo tiempo que se aprovechan al máximo los recursos ya existentes, disponibles, se genera valor añadido desde Internet hacia los medios, aprovechando sobre todo la interactividad y poniéndola al servicio del producto final del medio convencional. Los usuarios participan en el periódico o la radio. También en la televisión. La edición de Informativos Telecinco de fin de semana incorpora textos, noticias y comentarios remitidos por internautas.

La distinción clásica entre el receptor y el emisor empieza a cambiar. Y puede hacerlo mucho más. Las redacciones pueden personalizar sus mensajes hasta el punto de dirigirlos a lectores perfectamente identificables. Y éstos, identificados, pueden transformarse en fuente informativa de primer nivel.

Queda lejos esa posibilidad, pero la Red ya influye en los medios tradicionales. Internet suministra un flujo enorme de información al periodista al instante. Y los medios online se han convertido en un referente para que el propio periodista contraste sus ideas y compruebe si lo que considera relevante lo avalan aquellos a los que ha otorgado una autoridad superior a la suya.
Los medios más importantes forman parte del escritorio del periodista del medio más pequeño. Los medios de referencia amplifican su importancia y guían la actividad y los criterios de todos los demás.

Ante la avalancha de agencias y medios electrónicos, el periodista termina por elegir unos pocos -muy pocos- como referencia. Y lo malo es que casi todos elegimos los mismos. El riesgo de la uniformidad crece extraordinariamente. Y se nota. El enfoque de las noticias en la mayoría de los medios termina por ser el que se marca desde unas pocas redacciones.

Por eso la necesidad del intercambio, de la interactividad, de la inmediatez y de la complejidad en función de los distintos usuarios y los innumerables emisores puede ser una vía. No sé si de negocio, asunto para el que no parezco muy dotado, pero sí de libertad y de esperanza.

Ya sé que la ingenuidad no es necesariamente rentable y que es ahí, hoy por hoy, donde nos duele.

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Francisco Sierra
Subdirector de servicios informativos multimedia de Antena 3


Internet es un nuevo medio de comunicación, distinto a la televisión, a la radio y al papel, pero con un poquito de todos ellos. Cuenta con la inmediatez de la radio, con la fuerza de la televisión en su aspecto multimedia, con la ventaja de las agencias de poder salir sólo con texto, con las posibilidades periodísticas de los diarios...

Es un nuevo medio de comunicación, que se une a los que ya había en todos los sentidos. En Antena 3 contamos con una redacción multimedia integrada con capacidad para producir noticias para televisión y para la Red. En realidad, el sistema de trabajo funciona en dos direcciones: en vertical, cada sección de noticias trabaja con sus propios contenidos para emitirlos y lanzarlos a la Red; y en horizontal, un grupo de personas se ocupa de darle cuerpo y estructura a los contenidos pensando en cada medio de salida específico, calculando las necesidades en cada momento, creando secciones especiales, corrigiendo y adaptando para Internet, etcétera. Pero la clave está en que cada uno de nuestros redactores, pertenezca a la parte digital o a la televisiva, pueda crear en un momento dado una pieza para cualquiera de los dos medios.

La edición horizontal está a cargo de un equipo pequeño que trabaja en función de las ediciones de los informativos televisivos, siguiendo su línea editorial. Evidentemente las directrices de los informativos televisivos marcan la pauta, pero la inmediatez y la falta de limitaciones espaciales da mucho margen a la información en Internet.

Cada sección, cada reportero, trabaja durante todo el día independientemente de que esté cerca o no el informativo, de forma que si en un momento dado cuenta con una pieza nueva, si no es una exclusiva o contiene datos que haya que aguantar hasta el informativo, se publica en la Red mucho antes de que salga en antena.

Vistas las experiencias que ha habido en el sector y con la crisis de las puntocom en la cabeza, de momento el futuro pasa por mantener las redacciones integradas. Las condiciones no son las mejores para lanzarse a crear una redacción paralela que permita mayor independencia del trabajo televisivo y mayor autonomía, pero con mayores costes y mayores riesgos.

Ahora mismo nuestro objetivo es dar salida a un mismo producto en diferentes soportes. No tiene sentido crear una redacción de gente con poca experiencia y que no hace calle para que reutilice el material de otros, cuando tenemos unos estupendos periodistas que, sin aumentarles su trabajo, podemos conseguir que lancen las noticias también por Internet, incluso con variaciones respecto de lo que generan para televisión.

El camino que hemos marcado pasa por crear una redacción multimedia que permita publicar nuestro producto en muchos más soportes que el televisivo sin aumentar el trabajo de los periodistas. Además de por televisión, podemos lanzar los contenidos creados por un mismo redactor en la web a 56 Kb., en el canal de actualidad de Telefónica en ADSL de 256 Kb. y de alta velocidad, en el móvil, en el teletexto y en un canal de televisión interactiva. Cada salida, eso sí, cuenta con un equipo específico que dirige los contenidos y adapta las informaciones de los redactores a las especificidades del medio.

Todo esto nos permite trazar una ruta para rentabilizar estas inversiones, que pasa por convertirnos en proveedores de contenidos para distintos soportes. El futuro económico no permitirá, a corto plazo, depender de la publicidad, sino más bien girará en torno a la venta de contenidos, y basándose siempre en no tener que mantener una redacción específica para Internet, con los gastos que esto implica.

La situación de los medios de Internet es mala, se está atravesando un invierno muy duro. Nuestro proyecto está basado en cómo fue el otoño, cuando hace un año comenzó a romperse la burbuja de las espectativas desmedidas. Fue en ese otoño cuando tuvo lugar una selección muy dura que dejó los árboles limpios de hojas. Los que han quedado aguantarán, pero eso no significa que el invierno no vaya a ser muy duro, incluso con algunas sorpresas.

Informativamente aún se tienen que producir también muchos cambios. En la Red han proliferado un montón de chiringuitos en los que se lanzan noticias y supuestos confidenciales, que a veces no sé si son rumores o son canales de chantaje, y que producen un barullo y un ruido molesto para la profesión periodística. Si queremos emplear Internet como un medio de comunicación igual tenemos que convivir con todo esto, pero en otros campos sí parece que se ha ido limpiando el panorama y quizá aquí nos encontremos aún en el principio de una era.

También me da temor la premura con la que se lanzan las noticias en Internet, que quizá en España no ha producido daños mayores, pero que podría terminar por hacerlo, como ha sucedido en Estados Unidos. Para aclarar todo esto habrá que recurrir a la fidelidad del público. La gente busca marcas, aunque suene mal en esta época de la globalización, busca a las grandes cabeceras, a las grandes cadenas, porque son éstas las que le aseguran cierta calidad informativa.

El navegante se fidelizará con estas grandes cabeceras. Además, y frente al miedo de que Internet robe lectores a los medios tradicionales, yo creo que pasará justo lo contrario, que la Red llevará nuevos lectores desde las ediciones digitales hasta las analógicas de toda la vida.

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Ignacio Escolar


En el mes de diciembre de 2001 el jurado del I Premio de Periodismo Digital José Manuel Porquet, compuesto por Marcial Murciano (Presidente), Rosa Pellicero, Antonio Angulo, José Carlos Arnal, Juan Bolea y Fernando García Mongay, decidió por unanimidad conceder el premio a Ignacio Escolar García por su artículo Por favor, ¡pirateen mis canciones!


Entrevista a Ignacio Escolar:
"Cada vez hay más temas de Internet que funcionan bien en televisión"
Fernando García 4


Ignacio Escolar, que cumplirá 26 años el mes que viene, empezó a trabajar en medios de comunicación hace siete años. Después de colaborar con revistas y periódicos en información relacionada con la ciencia y la tecnología, en 1998 comenzó a trabajar en Tele5, en el programa de Julia Otero. De allí pasó a informativos y desde entonces se ocupa de El navegante, una sección fija que se emite todos los días. Colaborador habitual de GSMBOX y la revista GEO, Escolar participó esta semana en el seminario Periodismo digital en otros soportes, organizado por El Centro de Formación de Ibercaja del Monasterio de Cogullada (Zaragoza), con la colaboración de la Asociación de la Prensa de Aragón.
"El navegante tiene una duración de un minuto o minuto y medio, es el mismo tiempo que el que se le dedica a una noticia estándar en la televisión. Al principio, lo complicado era encontrar temas de Internet que sirvieran para la televisión. Hasta entonces, Internet aparecía en televisión con cosas como la detención de una red de pederastas o la detención de gente que comercializaba CD piratas. No se prestaba atención a las noticias de la Red y, si se hacía, se trataba del lado más oscuro de Internet", explica.
El periodista selecciona el tema, lo edita y realiza la locución. "Toda la parte de producción y montaje la hago yo. Trabajo con dos ordenadores. Con uno, navego. Y con el otro, grabo el vídeo con las imágenes de la navegación. Hasta hace poco, en televisión para mostrar imágenes, a la hora de hablar de Internet, se hacían planos de un usuario con un ratón, otro con el ordenador, los dedos tecleando, etcétera. Buscar un lenguaje visual para informar de Internet era complicado. Ahora, utilizo un sistema que me permite grabar detalles de la pantalla. Cuando empezamos, nos dimos cuenta de que Internet era muy poco llamativo. Hacer un minuto, suponía estrujarte los sesos para encontrar una que sirviera para la tele. En los periódicos podía funcionar, pero en la tele, no".
Escolar dice que las cosas han cambiado. "Cada vez hay más temas de Internet que funcionan bien en televisión. Por ejemplo, el vídeo de Ballmer (presidente de Microsoft) haciendo el mono, es un vídeo que en prensa no es noticia, pero en televisión es una noticia tremenda. Por fortuna, cada vez hay más temas que permiten utilizar imágenes".
Por medio del correo electrónico, Escolar recibe las impresiones de los televidentes. "La dirección de correo electrónico sale en pantalla de vez en cuando. Recibimos muchos mensajes y, por ejemplo, cuando damos la noticia de la detención de una red de pedofilia se reciben muchos más correos y te cabrea, porque parece que sólo se ven las malas noticias".
Tele5 fue la primera cadena de televisión que dedicó un espacio propio a las noticias de Internet en los informativos. "Cada vez se valora más. Al principio, la única posibilidad era entrar en informativos alternativos. Era una apuesta arriesgada, un espacio novedoso y algunos pensaban que en dos meses ya no habría nada que contar".
Algunos profesionales de la información dudan de la fiabilidad de las fuentes en la Red. "En Internet es necesario tener mucho cuidado. Las mentiras circulan muy rápido, pero también lo hacen las contramentiras. Circuló muy rápido, por ejemplo, un mail que hablaba sobre Nostradamus y las Torres Gemelas. Sólo se trataba de un ejercicio de cómo se puede hacer una predicción falsa. A la misma velocidad que circula el bulo, también lo hace el contrabulo, donde se dice que es falsa la noticia".
Las televisiones y las radios cada vez dedican más tiempo a las noticias de tecnología. Los temas no se agotan. "El cine ha convertido a Internet en una magnífica máquina promocional. La semana pasada hice un reportaje aprovechando el nuevo trailer de La guerra de las galaxias y cuento que George Lucas estuvo rodando imágenes en Sevilla para la próxima película. Pero no ha sido el primero en hacerlo. Antes lo hizo David Lean para Lawrence de Arabia. Y resulta curioso comprobar que los dos planos son exactamente iguales. Con ese material da para un tema. Por un lado, cuentas que Internet es un espacio promocional para el cine y, por otro, aprovechas una historia que es cultura y que, además, sirve para televisión".
Ignacio Escolar, además de periodista, es músico. Ha formado parte de Meteosat, un grupo madrileño con el que ha realizado actuaciones en muchas ciudades españolas. En un artículo publicado en Baquia.com, invitaba a que se piratearan sus canciones. ¿Se trataba de una provocación? "No, es un acto egoísta. Lo que defendía en el artículo es que para los músicos, el hecho de que te pirateen las canciones no es un problema. El músico gana más dinero con los conciertos que con los discos. Para que la gente vaya a tus conciertos, antes ha tenido que escuchar las canciones", asegura.
El responsable de El navegante, participará en la tercera edición del
Congreso de Periodismo Digital, que se celebrará en enero en Huesca, en la ponencia sobre derechos de autor en Internet. "Para mí, el MP3 es promoción. El MP3 es un problema para las discográficas, no para los músicos, sobre todo para artistas que venden menos. Para los que venden 1 ó 2 millones de discos, la parte que pierden por las copias en MP3 puede ser significativa, aunque siguen recuperándola por otro lado. Pero, para los grupos pequeños y medianos, que venden 15.000 copias después de tres años, no lo es. Los ingresos por derechos de autor pueden suponer 400.000 pesetas, cuando con las actuaciones se gana mucho más".

4 Entrevista publicada en Diario del AltoAragón el día 2 de diciembre de 2001

INDICE


Por favor, ¡pirateen mis canciones!
Ignacio Escolar 5


Soy un músico con suerte. Mi grupo ha vendido, por los pelos, más de 10.000 copias de su primer LP. En un mundo en el que Enrique Iglesias coloca seis millones de CDs cantando así, esta modesta cifra tampoco es para tirar cohetes. Pero si me aplicase tanto como futbolista, jugaría en primera división y, si me dedicase a la medicina con tanto éxito, sería neurocirujano. Durante un par de semanas del mes de abril de 2000, uno de nuestros singles se coló en el número diecisiete de las listas de ventas en España; el número tres, si se contaba únicamente a los artistas nacionales. Cada año salen 32.000 discos nuevos al mercado en todo el mundo y sólo 250 convencen a más de 10.000 compradores. Apenas el 0,7 % de los músicos que han presentado disco el año pasado (la gran mayoría no llega siquiera a grabar) es más afortunado que yo.
Se pensarán que nado en dinero. O que, por lo menos, vivo dignamente de mis habilidades musicales. ¿Cuánto cobra el 0,7 % con más suerte de su profesión? No les aburriré con cifras pero, tras tres años de esfuerzos hasta conseguir ver mi LP en las tiendas, sólo he ganado poco más de medio millón de pesetas (unos 2.800 US$) por venta de discos y derechos de autor. Apenas 14.000 pesetas al mes es lo que me ha rentado mi afortunada carrera musical. Mi parte alícuota del local de ensayo -la garantía de que mis vecinos no me echarán de casa por ruidoso- me sale por seis mil pesetas al mes. Estas navidades quemé la mitad de mis beneficios en un teclado nuevo, un capricho. Si tuviera un gerente con facultad para vetar mis presupuestos, seguiría tocando con el casiotone que me regalaron los Reyes Magos en 1986.
No culpo a la piratería de mi bancarrota. No a la de "sexo, drogas y rock and roll" que aparece en el anuncio de pésimo gusto con el que la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) intentó concienciar a los melómanos de la necesidad de pasar por su caja. Como la gran mayoría de los chiflados que malgastamos nuestro tiempo en locales de ensayo y nuestro dinero en instrumentos y amplificadores, prefiero la satisfacción personal de saber que alguien se molesta en escuchar mi música a las treinta pesetas que me tocan por cada copia vendida (la cuarta parte si el disco está de oferta o es comprado durante una campaña de televisión).

Si mi gerente, ese imaginario del que les hablaba antes, fuese listo, estaría de acuerdo conmigo. Por cada concierto que doy , gano, dependiendo del aforo y la generosidad del promotor, entre 15.000 y 60.000 pesetas limpias. Prometo que si acuden a alguno de ellos, no les pediré una fotocopia del código de barras del CD para entrar. Como todos los músicos que hayan hecho las cuentas, sé que son más rentables 100.000 fans piratas que llenen mis conciertos a 10.000 originales.
El mp3, Napster o Gnutella tampoco van a acabar con la música. Ni con la mía ni con la de nadie. Les aseguro que, afortunadamente, puedo prescindir de las 14.000 pesetas mensuales que generan mis derechos de autor y mis royalties. A Metallica, y a cualquier grupo superventas, la regla, aunque sus cifras sean mayores, le vale igual. Dan mucho más dinero los conciertos, las camisetas y los anuncios que un grupo de su fama puede grabar, que el royalty (entre el 8 y el 15 % del precio de venta a mayorista) que pagan las multinacionales por disco vendido.

Es cierto que las compañías discográficas costean la grabación y la
promoción de los músicos, pero ¿conocen algún otro negocio en el que
el reparto entre los que aportan la idea y la mano de obra y los que ponen el dinero sea tan desigual? Les confieso que no entiendo las razones que movieron a Metallica y compañía a poner la cara por sus patrones. Todo, para que sus fans se la partan, pacte Dios con el Demonio y Napster pase de pirata a corsario. A mí se me habría puesto cara de tonto.
La distribución gratuita de las canciones por Internet no terminará con la creación musical, pero espero que sí lo haga con los abusivos tratos que impone la industria discográfica. Y eso que los juntanotas, con el tiempo, hemos mejorado bastante. Si los pobres músicos de blues de los años cuarenta -esos a los que el sello RCA (hoy, propiedad de Bertelsmann, el socio de Napster) pagaba seis dólares y una botella de bourbon por grabar sus canciones- oyesen los lamentos del batería de Metallica, Lars Ulrich...
No puedo alegar que no sabía dónde me metía cuando hace un año y medio firmé mi contrato con Universal Music. En aquella reunión, un alto directivo de la compañía me resumió en una sola frase los nueve folios del acuerdo: "Las discográficas somos un mal necesario". No lo voy a negar. Sin ellas, mi grupo jamás habría vendido 10.000 discos. Aunque estoy seguro de que sí hubiese podido regalarlos.

5 Publicado en Baquía.com el día 17 de enero de 2001.

http://www.baquia.com/com/200110118/art00001.html
http://www.sonicstate.com/synth/_inc/picview.cfm?synthid=234
http://www.sgae.es
http://attraction-management.com
http://www.napster.com
http://www.gnutella.co.uk
http://www.128.242.221.41
http://www.metallicasucks.com
http://www.thebluehighway.com
http://www.metallica.com/napsterforum/lars_statement.html
http://www.universalmusic.es


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