En un tiempo donde la desinformación y el bulo ponen en peligro la democracia, el papel de plataformas e instituciones que luchan contra la desinformación se convierte en esencial
Vienen de diferentes instituciones, plataformas e incluso países, pero las tres ponentes que han compartido mesa en el XXIV Congreso de Periodismo de Huesca conocen bien los peligros que traen consigo los bulos en la opinión pública y lo difícil que es acabar con ellos. No por ello dejan de trabajar en buscar los mecanismos que logren algún día erradicarlos.
Una de las grandes preocupaciones de la responsable de prensa de la Comisión Europea en España, María Eugenia de la Rosa, es dar seguimiento a asuntos relacionados con la desinformación, ya que asegura que ésta “busca siempre erosionar la democracia, una tendencia que se da en todo el mundo”.
Un ejemplo se encuentra por ejemplo en Brasil, de donde ha venido expresamente para la cita la periodista Natália Leal, directora de la Agencia Lupa -o lo que es lo mismo, el primer sitio web dedicado a la verificación de los hechos en Brasil. “La desinformación en Brasil se convierte en una estrategia de marketing político con la que logran desprestigiar a los medios de comunicación con unas estrategias que nos llevó tiempo identificar”, asegura.
De forma similar, pero en España, la periodista Clara Jiménez es cofundadora de Maldita.es, una plataforma que el periodista Sindo Lafuente y moderador de esta mesa ha definido como “el pequeño milagro del periodismo español donde más de 40 personas trabajan cada día para desenmascarar noticias falsas”.
En su intervención, Jiménez ha puesto sobre la mesa un tema de especial relevancia en este congreso: la perdida de confianza de los medios por parte de la ciudadanía. “Nosotros transmitimos confianza porque nuestros lectores no nos perciben como un medio de comunicación sino como al lugar al que acudir cuando quieren información respaldada. Por eso, hemos cambiado la manera de contarnos evitando la palabra medio y el fact checking”, indica.
Por último, también han salido a la luz temas tan importantes como la estrecha y delicada frontera que separa el combatir la desinformación y limitar con ello el derecho a la libertad de información y opinión o la dificultad de identificar o frenar bulos cuando se difunden por aplicaciones de mensajerías instantánea que no han querido firmar los códigos de buenas prácticas de la Unión Europea que buscan, precisamente, regular la práctica periodista.
En esta línea, una de las preguntas del público ha sido si la censura de los medios rusos en el territorio europeo suponía un atentado contra la democracia, a lo que Eugenia de la Rosa respondía que no se había censurado ningún medio sino sus emisiones dentro de la UE porque se habían detectado más de 14.000 bulos difundidos asociados con los medios ligados a Rusia. “Es mucho más atractivo un bulito que un Excel de datos”, ha resumido Clara Jiménez.