La prevención, los protocolos, el trabajo sobre el terreno o la verificación son algunos de los aspectos claves para una correcta comunicación en situaciones de emergencia. Estas y otras cuestiones se han debatido en la primera mesa del XXVI Congreso de Periodismo de Huesca.
El poder de la información se demuestra especialmente en momentos críticos. Las riadas e inundaciones sufridas en la Comunitat Valenciana son el ejemplo más reciente de la necesidad de gestionar bien la comunicación en situaciones de emergencia. Con imágenes de esta catástrofe, se ha abierto la primera mesa de debate del congreso, que ha sido moderada por Azucena Martínez García, investigadora de la comunicación en estados de emergencia y periodista ambiental.
Iván Esteve, director de informativos de la radio televisión pública valenciana, ha acercado hasta el evento de Huesca el testimonio de un vecino afectado: “Nos llamaban desde la copa de un árbol o encima de un camión porque no conseguían contactar con el 112. Unos vecinos escucharon en la radio una de esas llamadas de desesperación que les permitió salvar la vida a una pareja atrapada”. También ha recordado que, como medio público, entra en su responsabilidad hacer mucha pedagogía sin olvidar la importancia de las instituciones. “Nosotros podemos llegar a un 10 o 15 por ciento de la población, pero no a todo el mundo, para eso está el sistema de alerta”.
En el caso del periódico Levante-El Mercantil Valenciano, su subdirectora, Isabel Olmos, ha recalcado que “fue esencial nuestra estructura comarcal”. Gracias a un compañero sobre el terreno, “pudimos saber que se estaba desbordando el Barranco del Poyo, un punto de inflexión en la crisis”. “A la mañana siguiente de ese 29 de octubre, hicimos una redacción única sin secciones, solo DANA: nuestros equipos recorrían 8 ó 10 kilómetros a pie para llegar al lugar de la noticia”, ha explicado.
Olmos ha lamentado “el tiempo que tuvimos que invertir en contrastar las informaciones que desde las instituciones públicas se iba aportando, organismos que se les presupone fiables.” Precisamente, en el caos informativo que puede surgir a raíz de una catástrofe, ha puesto el foco Blanca Pueyo, responsable de VerificaRTVE.
Para ella, “es muy necesario que haya científicos y técnicos en las instituciones para dar claridad a los ciudadanos y hacer las recomendaciones correctas.” En términos de alfabetización mediática, Pueyo considera que “la DANA ha sido un punto de inflexión en la percepción que tenía la gente de la desinformación, yo creo que ha servido para destapar el modus operandi de los desinformadores.”
Otro aspecto primordial es la prevención, contar con unos protocolos claros salva vidas en crisis previsibles. Si esto no es posible es cuando nace el caos: ahí ha puesto el énfasis Carles Savalls, jefe de Comunicación de Bombers de la Generalitat de Catalunya. “Nuestro peor momento ha sido en una emergencia no previsible como lo fue una explosión química con tres fallecidos en Cataluña, hay un momento inicial de absoluto caos”. También ha advertido de la necesidad de la reflexión posterior: “Una vez termina la crisis hay que analizarla y ver los fallos para mejorar”.
La desinformación puede costar vidas, es necesario anticiparse a ella antes de que se abra camino y, si lo hace, luchar contra ella. ¿Entre los retos? Recuperar la confianza de la sociedad civil, todavía más en situaciones en las que entran en juego sentimientos, emociones o sufrimiento.