Conclusiones del XXIII Congreso de Periodismo de Huesca

Por Darío Pescador, divulgador científico y director de la revista Quo

Hay que ver cómo pasa el tiempo, ¿verdad? Estos 23 años de hablar de periodismo en Huesca dan para contar muchas historias, que al fin y al cabo es lo que hacemos los periodistas. Y sin embargo, parece que fue ayer cuando empezó Facebook –hace 16 años. Instagram tiene “apenas” 12 años, y YouTube empezó hace “apenas” 17 años. 

De verdad, si alguien vuelve a decir en este congreso que el periodismo se tiene que adaptar a los “nuevos” formatos, me tendré que comer la funda del móvil para no decir alguna inconveniencia.  

Es cierto que la pandemia nos ha sumergido a todos en un estado de animación suspendida durante casi dos años del que ahora empezamos a despertar. Pero nos estamos despertando el futuro. Un futuro que ya estaba allí, pero ha hecho falta que el mundo se pusiera del revés para que lo viéramos. 

Llevamos muchos años en los que en la profesión periodística se está hablando del cómo. Papel o digital. Gratis o de pago. Vídeo o audio. Largo o corto. En directo o en diferido. Objetivo o partidario. Y mientras estábamos ocupados discutiendo, la gente estaba consumiendo y produciendo información como le daba la gana, más y mejor. 

Mientras discutimos si publicar o no en las redes, la gente está haciendo crónicas de guerra en TikTok. Mientras nos planteamos si cobrar o no por la información, hay quienes empezaron jugando a Fortnite en Twitch y se están convirtiendo en empresas periodísticas. Hemos hablado tanto del cómo hacer periodismo que nos hemos olvidado preguntarnos ¿quién hace periodismo?

No podemos olvidar que los periodistas prestan un servicio a la audiencia: investigar y contar la realidad. Pero que en este mundo conectado, este es un trabajo que cualquiera puede hacer. Las teorías de la conspiración, las noticias falsas y la publicidad encubierta tienen tanta o más audiencia que los reportajes periodísticos. 

Afortunadamente, hay quien busca y está dispuesto a pagar por alguien que lleve a cabo este encargo con eficacia, integridad y talento. Pero no podemos olvidar que ningunas de esas características son privativas de los periodistas. Como ha dicho la directora de El País, Pepa Bueno, “si los ciudadanos ya no nos perciben como una herramienta imprescindible para entender el mundo, entonces desapareceremos”. Una tarea que el Premio Porquet de este año, el presentador de la segunda edición del informativo de TVE, Carlos Franganillo, nos recuerda que es un trabajo de equipo.

Para explicar el mundo, hay que estar en el mundo. Los informativos de la televisión siguen poniendo a los espectadores, como si fuera magia, en el frente de la guerra o la cabecera de la manifestación. El periodista televisivo Diego Sánchez explica que la hoy competencia de la televisión es la pantalla del teléfono móvil, que es donde la gente pasa la mayor parte del día, y hay que convertir esa pantalla en un aliado.

Como nos han recordado los periodistas gastronómicos, el compadreo, estar demasiado cerca de quien te da de comer compromete tu labor como periodista, y esto es igual de cierto si es por un plato de lentejas deconstruidas, por un favor político o por los dineros de la publicidad institucional.

Es un camino de ida y vuelta. El periodismo hace demasiadas veces lo que pide la audiencia, pero también influye en lo que consume la audiencia apostando por temas, formatos y contenidos. 

Como ha recordado la profesora de la Universidad Rey Juan Carlos Mercedes del Hoyo, el periodismo de calidad merece la pena, pero no se está pagando, y no se puede hacer buen periodismo con las condiciones en las que los periodistas están entrando en el mercado de trabajo.

La buena noticia del congreso es el éxito de los modelos de pago tanto para las empresas periodisticas como para quienes informan en los márgenes. El veterano periodista Pedro G. Cuartango ha recordado que cada vez es más complicado distinguir la verdad de la mentira, y los periodistas tienen que recuperar a la gente que se ha perdido en la desinformación. 

Para recuperar esta audiencia perdida, hay que ir a buscarla allí donde se encuentre. El periodista y youtuber de investigación Carles Tamayo nos ha dado una lección de realidad con una simple premisa: el objetivo no es solo contra la historia, sino que la historia llegue a tu público. Adapta tu reportaje a cada formato y cada audiencia, y conéctalo. Usa tu contenido en una red para promocionar tu contenido en otro. De nuevo, el cómo está al servicio del quién.

Anna Surinyach nos explicó cómo una fotografía es una conversación, cómo el fotoperiodista debe mirar a los ojos a la persona que tiene en el objetivo, y cómo una misma imagen puede significar cosas diferentes según quién la utilice. 

Del mismo modo el talento no entiende de género, como ha dicho la periodista Almudena Rivera del diario Marca, y esto se aplica tanto al deporte femenino como al periodismo deportivo femenino. Otro camino de ida y vuelta.   

Los periodistas locales han participado en el congreso para reivindicar la importancia de llegar a las personas en su entorno, en los lugares y con las caras que conocen, algo que explica el auge de los medios locales tanto en audiencia como en suscripciones. También por qué uno de los proyectos presentados en el congreso convierte a los vecinos de un barrio simultáneamente en protagonistas y reporteros de su realidad cotidiana.

Da la impresión que en este congreso todo el mundo ha venido ha hablar de su podcast, otro “nuevo” formato que tiene 17 años de edad, pero que ahora está encontrando su hueco en nuestras vidas. Lo que todavía no ha conseguido es una pronunciación uniforme en nuestro idioma. El pozca, potca, posca o polka se parece menos a la radio y más a un amigo que nos cuenta una historia al oído, y ahí reside su poder.   

Pedro Simón, periodista de El Mundo y escritor, nos ha dejado claro que “un reportero es como un taxista, es un tipo que te lleva de viaje, y la responsabilidad del viaje es de quien cuenta la historia”. 

Así que ya sabemos el cómo y el quién. Con un poco de suerte, en los próximos años descubriremos el por qué hacemos periodismo, pero quizá eso sea menos importante que hacerlo cada día. Hasta entonces, mucha suerte, y muchas gracias.

Compartir: